miércoles, 16 de abril de 2025

Por tierras de Medinaceli

Ruta G.R.86 – Tramo: Miño de Medinaceli – Medinaceli – Salinas de Medinaceli – Arbujuelo
29 de marzo de 2025

Dificultad baja - 18,8 km

Que suerte la nuestra, después de un mes muy lluvioso, deja de llover justo cuando tenemos programada una ruta. Día 29 de marzo, ruta social transitando por la G.R.86 – Sendero Ibérico Soriano – en el tramo que comprende desde Miño de Medinaceli hasta Arbujuelo pasando por las localidades de Medinaceli y Salinas. Como siempre mucha naturaleza, mucha historia y mucho… mucho arte – Roma, Islam, Renacimiento… – y algo de literatura con el Poema de Mio Cid. Como colofón, comida rito-gastronómica con un gran anfitrión: Dioni.

Treinta y nueve sanbures se animan a participar en esta primera ruta primaveral, ruta marcada de carácter social con 14 kilómetros y pico de recorrido que al final se convirtieron, para no perder la costumbre, en 18 y poco. Toca madrugar para desplazarnos en bus hacia el extremo sureste de la provincia.

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Todo sobre el horario previsto y con una mañana fresquita pero soleada, arrancamos la caminata en Miño de Medinaceli, localidad que fue fin de ruta en jornada pretérita de nuestro recorrido por el Sendero Ibérico Soriano. Muchas dudas en el inicio de la ruta: camino labrado, pocas señales de pintura – franja horizontal roja y blanca –, ausencia de hitos… menos mal que el GPS nos indica el camino correcto, que seguimos, aunque tengamos que destripar algún terrón que otro y saltar algún murete empedrado. Afortunadamente esta situación desaparece en el primer kilómetro de pateo. Lo que no abandonaremos a lo largo de toda la jornada es el continuo barrizal presente en muchos tramos.

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Poco a poco vamos haciendo camino al andar, páramos mesetarios con abundante fauna que se deja ver (buitres, corzos… muchos corzos, variedad de córvidos – la corneja del Cantar del Destierro – tanto por “la diestra e la siniestra”) y la que no vimos, pero dejó su impronta dactilar en el barro (zorros, tejones…).

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Subimos a Medinaceli, la ciudad del cielo, por la calzada romana, junto a la ermita del Humilladero y próximos a la Alcazaba para entrar por la Puerta Árabe dispuestos a callejear por la villa ducal y no perdernos nada de todo su rico patrimonio cultural: sus calles estrechas, mosaicos, Colegiata, Plaza, palacio Ducal, Alhóndiga… y junto al descampado del Monasterio de las Clarisas, muy próximos al Parador de los felices años veinte del siglo ídem, decidimos almorzar. Variedad de viandas regadas con diversos caldos.

Reanudamos la marcha en un andar tedioso y cansino, propiciado posiblemente por la ingesta, para acercarnos e inmortalizarnos fotográficamente junto al impresionante Arco Romano (único de tres vanos en la Península Ibérica, y símbolo de monumento nacional en las señales de tráfico). Grandes vistas hacia el sur del amplio valle.

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Abandonamos Medinaceli por una inclinada pendiente con abundantes “cantos garbancillos” que nos obligan a extremar las precauciones ante un posible culetazo. El terreno pierde inclinación en el mirador del Corazón de Jesús donde aprovechamos para una recreación de 360 grados.

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Ya en el valle, la ruta discurre por las calles del barrio Medinaceli-Estación para después atravesar un curioso humedal que serpentea entre la piscifactoría japonesa de peces exóticos y la autovía, cruzando por un paso-aliviadero inferior para remontar por el valle de Arbujuelo. En su ascenso contemplamos y disfrutamos de las antiguas salinas romanas de la localidad homónima – Salinas de Medinaceli – y ya, a escasos kilómetros, presentarnos en el pueblo de Arbujuelo y patear sus calles contemplando su caprichosa distribución urbanística, sus numerosos torrentes de agua y fuentes, sus pétreos y gemelos tolmos… ¡todo un espectáculo!

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Ahora toca autobús con dirección a la cercana localidad de Alcolea del Pinar donde Dioni nos está esperando para disfrutar de un reparador menú. Él nos sorprende con un “buen yantar” y nosotros a su vez correspondemos recuperando personajes del medievo – El Cid, Doña Jimena, sus hijas, los malvados infantes de Carrión, el gran Félix Muñoz y el obispo Jerónimo – para, en agradecimiento de tantos años vividos y dedicados a San Esteban y comarca, nombrarle, nada más y nada menos, que Hijo Adoptivo y Predilecto de la Muy Noble y Leal Villa de San Esteban de Gormaz. ¡Conseguimos que nuestro “pater”, ahora “magister dominus”, se emocione!!!

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¡Otro día para el recuerdo… y ya van muchos, que así sea, amén!!!

Atentamente,
Fdo.: El Capitán.

P.D.: “Otro día de mañana piensan cabalgar” verso del Poema de Mio Cid.