lunes, 24 de diciembre de 2018

Al Urbión a poner el Belén

22 de diciembre de 2018

La hermosa tierra de España
adusta, fina y guerrera
Castilla, de largos ríos,
tiene un puñado de sierras
entre Soria y Burgos como
reductos de fortaleza,
como yelmos crestonados,
y Urbión es una cimera.
(La tierra de Alvargonzález).

Un año más nuestro capitán nos convoca para subir al Urbión, para acudir a las tierras de Alvargonzález, para recordar a Machado, y para pasear por las montañas Distercias de nuestros antepasados celtas, de arévacos y pelendones. Se trata de mantener los usos y costumbres que animan a la sociedad soriana a subir al Urbión, el de las dos aguas buenas, antes de Nochebuena, para colocar el Belén, o simplemente dar origen al periodo navideño de esta particular manera: reverenciando, venerando y honrando a la madre Naturaleza y al padre Duero.

Avisa que en esta ocasión se necesitarán piolet y crampones, y nuestro secretario comienza su desventurada jornada al no encontrar los suyos, que dejó prestados a algún desaprensivo. Aunque le tranquilizamos llevándole un juego de repuesto, llega ajetreado, nervioso y excitado a la cita mañanera, quizá ayudado por un cafelito tardío.

Más tranquilo está el chofer que nos tiene que llevar al pie de la Laguna Negra, pues cuando le llamamos tratando de averiguar la causa de su retraso responde que pensaba que tenía que subirnos a las 7… pero de la tarde!. En fin, anécdotas sanbures para entretener la mañana. Finalmente aparece y subimos todos: Ángel, Miguel Ángel, José Luis, Agustín, Miguel con sus hijas Paula y Cecilia, Vidal, Ana y Carmen, el ínclito secretario y el que suscribe. Y en El Burgo recogemos a Blas. Un total de 13, pero como no somos supersticiosos comenzamos nuestra marcha.

Y nos vamos hacia la Laguna Negra, la más conocida de los circos glaciares del parque natural. Esta vez, a diferencia del año pasado en el que la helada carretera provocó algún que otro contratiempo de consideración, impidiendo iniciar la ascensión a quien esto escribe; esta vez, decía, subimos sin dificultad, aunque en cuanto ponemos el pie en tierra firme vemos el peligro de una capa fina de hielo que amenaza nuestra verticalidad.

En nada estamos en la Laguna Negra y el espectáculo, ayudado por una mañana de luz y temperatura envidiable, es grandioso. No nos cansaremos nunca de extasiarnos en la contemplación de Laguna Negra, con su muro de piedra y su natural y serenísima belleza. Y frente a la famosa leyenda de Alvargonzalez siempre preferiremos la que nos contaba Gervasio Manrique de la sirena que habita sus aguas, y que esperamos que algún día se nos aparezca para saludarla:

Hace centenares de años hubo una zagala del caserío de Santa Inés que deslumbraba por su candor a los pastores de estas montañas. Era cariñosa y gentil con cuantos la trataban… Pero todos envidiaban la prosperidad de su rebaño. Se atribuía al poder mágico de sus canciones.
Entonces estas sierras estaban pobladas de robles que ahora vemos tupidos de pinos. Al abrigo de los mismos, cantaba y cantaba mientras sus ovejas pacían amorosas las hierbas finas de las praderas hoy arboladas. En la solana de esta sierra, próximo a Santa Inés, en otro caserío llamado Valchivi, había un zagal que cuidaba de su ganado. Y lo mismo que la pastorcilla de ojos verdes, cantaba y cantaba compitiendo con ella en sus canciones. Pero los cantares de aquel joven, como varón, eran más briosos, más recios, más bravíos, más dominadores. Ella con los encantos de su dulzura y él con la varonía de su voz, se pasaban los días en desafío permanente mientras sus ganados pastaban hechizados con sus romanzas.
Y llegó el día que al destetar los corderos, éstos, atraídos por las potentes canciones del zagal, se pasaron del rebaño de la linda pastorcilla al de su rival.
La candorosa zagala se apesadumbró inconsolable con la pérdida de sus corderos. Y aún más por haber sido vencida por su contrincante.
A tal extremo llegó su desesperación, que un día, acongojada a la orilla de esta laguna, suplicó al dios Pan la convirtiera en sirena. Sus súplicas fueron oídas. Entonces, se sumergió en el abismo de este remanso. El color de sus ojos verdes lo tiñó con presura.
Y lo más curioso es que las noches claras de luna, aflora a la superficie y canta inconsolable el recuerdo de sus corderos huidos.

Como ya hiciésemos con el Urbión hace tres años, habría que acudir a Laguna Negra a la luz de la luna llena para saludar a nuestra sirena.

Tras despedirnos, comenzamos la ascensión al collado de la Majada Rubia. Vamos con precaución por si hay que ponerse o no los crampones. De momento avanzamos sin ellos.

Tras breve parada en el mirador, al coronar, el grupo, que esta vez era pequeño y manejable, se dispersa por sorpresa. El secretario, quien sabe si por el efecto del café, se va tras un trío de montañeros que nos adelantan, llevándose con él a Agustín, José Luis y Miguel Ángel; contraviniendo así las más elementales normas sanbures de convivencia montañera.

Mientras tanto el Capitán, bramando por la situación provocada por “los catedráticos” -en expresión suya- avanza con el resto de la tropa, no sin meternos en un canchal de importancia, del que salimos con coraje y determinación a pesar de llevar hoy a un discípulo recién operado, que provoca los reproches de Ana a nuestro guía.

Al cabo de un rato por fin reagrupamos la mesnada, y, como era de esperar, nuestro capitán trata de poner un poco de orden en este indisciplinado ejército. De poco le vale, pues al pronto, al atacar el tramo más comprometido de la jornada, de nuevo la liebre del día se nos va al rebufo de unos predecesores, y avanza hasta atravesar el paso. Mientras, Ángel, con paciencia numantina, va abriendo huella en la peligrosa ladera para que podamos pasar el resto de la expedición.

Nueva reagrupación, y ahora, Paula, que al decir de su padre tiene no sólo los genes sino también el genio de los de Villálvaro decide que hay que ponerse los crampones. Y hay que reconocerle lo acertado de su decisión, pues con los crampones se avanza con mayor seguridad.

Esto del carácter indómito de Paula me ha recordado aquella política provincial, de nombre Mª Jesús, de la que se afirmaba que precisamente por esa razón no podía llevar minifalda … pues se le verían los almendrucos… como al cura de Fuentecambrón:

Al cura de Fuentecambrón
se le ha roto la sotana,
se le ven los almendrucos
y el badajo de la campana.
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Pero bueno, por fin, conseguimos todos juntos y en armonía, y tras un pequeño almuerzo, alcanzar la base del Urbión, donde habitualmente “ponemos” el Belén, al pie de la cruz.

Coronamos, hollamos la cima del Urbión en un día irrepetible, extraordinario, sensacional, insólito y singular. Tanto es así, que por primera vez en más de 30 años, montamos el Belén en el pico en vez de en la base del Urbión. Es muy probable también que sea el año que más ha durado la representación escénica del Belén, pues ayudados por la climatología, el poco personal que nos encontramos arriba quiso unirse a nuestro jolgorio y compartir, fotos, chanzas y algún que otro trago de vino.

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Las vistas desde allí arriba del Moncayo, del mar de nubes que aparecen a nuestros pies, la perspectiva de nuestras Distercias, unido a la escasa afluencia de gente en la cumbre de esta ocasión…

Es la cumbre, por fin, la última cumbre.
Y mis ojos en torno hacen la ronda
y cantan el perfil, a la redonda,
de media España y su fanal de lumbre.
Leve es la tierra. Toda pesadumbre
se desvanece en cenital rotonda.
Y al beso y tacto de infinita onda
duermen tierras y valles su costumbre.
Geología yacente, sin más huellas
que una nostalgia trémula de aquellas
palmas de Dios palpando su relieve.
Pero algo, Urbión, no duerme en tu nevero,
que entre pañales de tu virgen nieve
sin cesar nace y llora el niño Duero.

G.Diego

Nos recreamos en la cumbre mucho más que de costumbre hasta que finalmente decidimos que toca ya abandonar el embelesamiento y tratar de bajar al nacimiento del río.

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Vamos pues a las fuentes del Duero, a ver al padre, y a bautizar a Cecilia, y con ella rebautizamos a Blas, y hasta a un riojano y otro asturiano que andaban por allí. Una vez más se repite la ancestral costumbre de un bautizo laico, mundano, montañero y sanbur, que une de por vida a quien lo goza con estas tierras del Urbión y con estas aguas del Duero, y por extensión con la Soria toda.

A la bajada, otro pequeño percance anecdótico, quizá debido al hecho de ser 13 los componentes de la peregrinación de hoy, pues la cabeza del grupo tira con tanta decisión que se rompe el grupo en dos, casi inicialmente. Y posteriormente el grupillo de cabeza se separa a su vez en otros dos grupúsculos, que afortunadamente alcanzan el bunker casi a la vez, y aprovechan para ir comadreando juntos hasta la Fuente del Berro, incluso filosofando sobre las líneas geométricas más adecuadas en esto de los paseos de montaña.

Final feliz pues en el autobús que nos estaba esperando en la Fuente en la que algunos aprovechan para acicalarse antes de llegar al restaurante Torreblanca de Duruelo, donde, una vez más, nos tratan a cuerpo de rey, primero con las cervezas reparadoras y a continuación las pochas con almejas y las carrilleras del Torreblanca, que merecen mención aparte.

Para la ocasión, nuestro secretario se nos ha puesto una camiseta que reza que el vino salvará el mundo, de la que nos ha prometido ejemplar en la próxima tacada. También luce un In vino veritas, recordando a Plinio el Viejo pero olvidando a propósito la segunda parte de la sentencia: in aqua sanitas. Así que así sea y que el vino nos salve.

Tras la comida José Luis cambia hoy el mus por el guiñote soriano mientras el resto se emplean en los villancicos típicos de la época, en otra jornada digna de enmarcar en nuestra memoria.

Confiemos que el espíritu navideño impregne las almas y las conciencias de todos los sanbures, para encarar con alegría e ilusión las nuevas aventuras de 2019.

Que así sea. Féliz Navidad a todos!

Eduardo Bas.
23Dic2018

miércoles, 24 de octubre de 2018

Barahona_Miño de Medinaceli por la GR 86

20 de octubre de 2018

Tierra de brujas y de hechizos.
Tierra de conjuros y aquelarres.
¡Tierra de Soria!.

Allá por los siglos XV y XVI la Santa Inquisición en su tribunal de Cuenca, al que pertenecía el obispado de Sigüenza, y por tanto Barahona, juzgó a las brujas de estas tierras por proclamar cosas como estas:

Danos un invierno con noches de luna,
que libres vaguemos al oscurecer,
que las largas noches den larga fortuna
a las buenas damas del buen Lucifer

Pues en sus páramos dicen que hacían aquelarres y juntas, incluso fiestas diabólicas o misas negras, no exentas de blasfemias ni disfrutes sexuales contrarios a la doctrina católica. ¿Fueron leyendas o verdades?

Huevos cocidos para nuestros maridos
Huevos asados a los enamorados.
Pero al carnero, para mí me le quiero.
Pero al carnero, para mí me le quiero.

Son tierras que a los de San Esteban, en general, nos resultan un tanto extrañas, pues nos pillan un poco a desmano. Sin embargo, si el otro día, en las Quintanas Rubias de Arriba, recordábamos a Guillermo García Pérez, hoy resulta obligado traer a colación a Gumersindo García Berlanga, autor del libro “De Barahona y de sus brujas”, pues en él quiso el Gumer acercarnos a la historia y a las historias de este lugar al que nos dirigimos hoy.

En él, además de descubrir el libro de la colección austral sobre “Las Brujas de Barahona” de Domingo Miras, podrás averiguar que hay una leyenda, relacionada con “La Varona” –muy apropiada para estos tiempos de tanta distinción de género-, que cuenta cómo María Pérez, haciéndose pasar por un varón más entre sus hermanos, logró capturar a Alfonso I de Aragón, a la sazón batallando con el rey de Castilla Alfonso VII. Hecho que hasta mereció la atención de Lope de Vega.

También hablamos en su día del campo de aviación que hubo en La Rasa cuando visitamos sus manzanos. Pues bien, el campo de las Brujas de Barahona, donde otrora se invocase al macho cabrío, sirvió, durante la guerra civil como campo de aviación a las tropas republicanas, desde el que bombardear Sigüenza.

Sea como fuere, el Gumer nos recuerda que por esta ruta romana de Ocilis (Medinaceli) a Uxama, que pretendemos recorrer, han transitado antes que nosotros personajes principales como Ortega y Gasset, Pío Baroja, Benito Pérez Galdós…

Vamos hoy al encuentro de esa calzada romana dieciséis intrépidos sanbures a los que las amenazas de lluvia no acobardan. En el camino recogemos a una nueva incorporación SanBur en El Burgo, aunque es de Míño. Y en poco más de una hora el autobús nos deja en Barahona. Es una mañana en donde las nubes escupen algo del agua residual de la que han descargado durante la noche.

Entre notas, planos, GPSs, y falta de rigurosidad en la planificación, avanzamos a veces por algún sendero, a ratos campo a través, hacia nuestro primer destino en Romanillos. Paseamos tierras propias del general Galib, tierras del área de influencia de Medinaceli, y por las que se curtió Almanzor.

Finalmente, y tras algunas correcciones en la dirección de la marcha, alcanzamos el objetivo. Nos acercamos a la Iglesia de San Miguel, en cuya entrada vemos algunas tumbas ovaladas antropomorfas; y a sus pies decidimos almorzar. Son las 10 y poco de la mañana, pero algunos claretes salen de las mochilas para refrescar los gaznates de los caminantes.

2018-20-10_SanBur_Barahona-MiñodeMedinaceli_04a

El panadero, mejor dicho, la panadera, se ha acercado a Romanillos cuando acabamos el refrigerio y allí hacemos corro con los lugareños que nos atienden con todo lujo de detalles, y nos llevan hasta la foto de familia del día, al pie de la inscripción que inmortaliza el paso de Ortega y Gasset por Romanillos:

Aldeita naufraga,
en un mar de espigas.
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Nos despedimos de Romanillos visitando su fuente romana, camino de Yelo.

Y a la llegada a Yelo, antes de entrar en la población, no podemos evitar evocar a Conquezuela, otro paraje mágico, aunque no tenga brujas, al que el programa de hoy nos impide acudir. Reagrupamos la tropa, pues el ritmo ha sido alto para evitar la amenaza de lluvia, y salimos hacia el destino de la jornada mientras vemos a lo lejos los característicos palomares de Yelo, cuadrados, adornados con cruces en sus tejados, declarados bien de interés cultural y tan distintos de los que tenemos por el suroeste provincial.

Y ya casi sin darnos cuenta recalamos en Miño, donde una nueva pareja ha cogido recientemente el bar y se dispone a dar de comer a la panda de sanbures. Pero antes hay que recordar que estamos en zona donde abundan las necrópolis celtibéricas,

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Conquezuela, Miño… lástima que se nos fuese Arturo Dolado, quien regentó en Miño una preciosa tienda de todo, una abacería, donde se acudía de igual modo a tomar un vino o una cerveza que a comprar productos de todo tipo desde alimentación, quincallería, textiles…

A pesar de las diversas fuentes y pozos que jalonan la población, Miño es famoso no por el agua sino porque aquí se descubrió lo que parece que pudo ser la cerveza más antigua del mundo, del 2400aC, así que no podemos evitar celebrar, cerveza en mano, tanto este hecho como el fin de etapa.

Tras la espléndida comida a base de caldo o patatas y bacalao o solomillo, nuestro autobús avisa de que ha pinchado y que llegará un poco más tarde. Ocasión que aprovechamos para unas partidas de cartas, mus y guiñote, que hacen de colofón a otro día de paseo otoñal recordando esta vez nuestro pasado romano, árabe y el más reciente de nuestros paisanos de tierras de Medinaceli.

Eduardo Bas.
20Oct2018

Próxima ruta



Y el 17 de Noviembre, volvemos al Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama... esta vez de la mano de nuestro socio Eduardo Bas y con el Grupo de Montaña "Nalgas Quebradas", que serán nuestros guías y "cicerones". Nos ha preparado una atractiva ruta por el paraje de La Pedriza de unos 13km, con 856m de desnivel de subida y 744m de bajada. La dificultad es media-alta.

Reserva tu plaza ingresando 12€ (bus) en concepto de “pedriza”, antes del martes 13 de noviembre, en nuestra cuenta de Caja EspañaDuero.

Toda la información de la ruta en el siguiente documento:

viernes, 5 de octubre de 2018

XII Ovochorizada, Quintanas Rubias de Arriba 2018

30 de septiembre de 2018
2018-09-30_12-22-29_SanBur_XII-Ovochorizada

Breve resumen de la ruta

Empieza el otoño y arrancamos con fuerzas renovadas el nuevo curso montañero SanBur. Ya lo estrenamos el pasado 15 de septiembre, participando como es costumbre en la tradicional Vuelta al Valle con Fadess (Fundación de Ayuda al Discapacitado y Enfermo Psíquico de Soria).

Y unos días después, el 30 de septiembre, organizamos nuestra famosa Ovochorizada, donde a partes iguales mezclamos gastronomia, compañerismo y deporte. La novedad este año fue el adelanto de la actividad a los primeros días de Otoño, recuperando la costumbre de las primeras ediciones. El cambio de fechas resultó un éxito a juzgar por la participación, visiblemente mayor que en las últimas convocatorias: casi sesenta sanbures hemos participado en esta ocasión.

La meteorología también nos fue favorable: disfrutamos de un domingo caluroso y calmado. En las horas centrales del día las temperaturas eran casi veraniegas, obligándonos a buscar la escasa sombra que nos ofrecía el entorno.

La caminata en general transcurrió a buen ritmo pero haciendo numerosas paradas. Salimos a las 8h 40min de Olmillos y tras un primer descanso en Ines (9h 25min), seguimos por una cómoda pista dirección sur. Unos tres kilómetros más adelante hicimos nuestra obligatoria parada para el almuerzo (10h 15min), en un paraje conocido como el degolladero.

Tras reanudar la marcha (10h 50min) nos adentramos al rato en un monte de encinas, en contínua ascensión hacia el llamado alto de la Muela. Enseguida nos desviamos a la derecha buscando el vertice geodésico (12h 15min), cuya base está elevada varios metros del suelo para salvar la altura de la vegetación y hacerse visible a la distancia. Tras disfrutar un rato de las vistas, continuamos nuestra marcha y 2 o 3 kilómetros más al sur salimos del monte y abandonamos el altiplano. Desde aquí mirando al sur oeste, se puede ver ya el pueblo a lo lejos.

Desde allí la senda nos llevó zigzagueando siempre en dirección sur hasta dar a parar a la pista que une Quintanas Rubias con Fresno de Caracena (13h 20min). Cerca ya del pueblo nos encontramos con la ermita de la Magdalena (13h 30min), un pequeño "oasis" entre tanto cultivo de secano (encontrarás más sobre este curioso lugar a continuación, en el relato de Eduardo Bas).

Entramos por fín al pueblo (13h 50min) donde llaman la atención unas diminutas bodegas a la izquierda del camino. Tras unos 18 kilómetros (los programados inicialmente, no hubo cambios en el guión) terminamos así la caminata. Nos vamos concentrando en la plaza, donde destaca la picota símbolo de la vill; unos se se relajan en el bar o bajan a refrescarse al lavadero, otros se acercan a ver unos restos arquológicos de la época romana. Los diligentes cocineros, con Pili y Elvira a la cabeza, corren a preparar los esperados (y solicitados) huevos con chorizo, que disfrutamos en la plaza del pueblo con las gentes de Quintanas Rubias.

A media tarde ya vamos de regreso en autobús a San Esteban, mientras hacemos recuento del día pensando que pedanía visitaremos el año próximo: aún nos quedan las Quintanas Rubias de Abajo, Atauta, Ines, Matanza de Soria, Pedraja de San Esteban, Velilla de San Esteban y San Esteban de Gormaz. Otra ovochorizada que hemos disfrutado como la primera.

XII Ovochorizada, esta vez en Quintanas Rubias de Arriba

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga.

(Manuel Machado).

Vamos dispuestos a la Ovochorizada más tempranera de los últimos tiempos, pues apenas acabamos de estrenar el otoño. Y lo hacemos a las Quintanas: las Quintanas Rubias, de Arriba y de Abajo. La etimología de las Quintanas nos recuerda, otra vez, nuestro pasado romano en palabras del latín: Quintana, Fontana, Hontana,..

Quintanas, quintas o fincas que se establecieron, en este caso, al amparo del Arroyo Madre o del molino; ese que luego deja sus aguas a los lugareños de la Villa de Ines para seguir procreando frutos antes de morir en el padre Duero, cerca de la ermita de San Hipólito.

Y siempre que me acerco a las Quintanas Rubias no puedo evitar recordar a Guillermo García Pérez, a quien ya hemos mencionado alguna que otra vez. Se trata de un personaje curioso, hijo que ha dado esta tierra a la que vamos, y que hizo mucho antes de la popularización actual, El camino del Cid. Y no sólo lo hizo, sino que lo documentó con detenimiento en varias obras. Las dos más significativas para nosotros: “Las rutas del Cid”, y “Elpha, ocho estudios sobre El cantar del Myo Cid”- cuya lectura recomiendo-. En ellas encontrarás historia, toponimia, geografía, cultura, mitología, filología… acerca de nuestro Cid histórico y literario.

Con estas cosas en la cabeza nos acercamos a la estación de autobuses, donde se encuentra la mayor concentración de sanbures que se recuerda, casi una setentena. Así que entre saludos y chanzas con unos y otros aparece el autobús con los compañeros de El Burgo. Enseguida comenzamos la ruta y nos plantamos en Olmillos.

Allí nos espera puntual Tomás, su alcalde, que se une al grupo y nos enseña los restos de la “batalla” del día anterior, en el que grandes y chicos celebraron por todo lo alto, el II Día de la vendimia. Resulta pues obligado realizar una foto de familia que inmortalice el evento, aunque a la vista de su éxito, con 150 comensales participando este año de su paella comunal, todo parece indicar que este Día de la Vendimia podría consolidarse en años venideros.

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Al poco de abandonar Olmillos en dirección hacia Ines, unos cuantos corzos se exhiben en el horizonte, mientras la tropa, en animado palique, marcha en grupos de dos, tres o cuatro. Y así, sin darnos cuenta llegamos hasta la fuente de Ines.

Parada de reagrupamiento y de hidratación pues el día no ofrece ni una sola nube, y en breve, reinicio de la expedición hacia la Muela.

A la salida de Ines se nos propone algún que otro trabajo propio de la vendimia que posponemos para otra ocasión, pues no podemos aceptarlo en estos momentos por nuestro compromiso con los Quintanas Rubias de Arriba que nos andan esperando. Agradeciendo el ofrecimiento, reanudamos la caravana.

Efectivamente, como se intuía, el día de veroño empieza a calentar, a la vez que nuestros estómagos demandan con ganas el almuerzo; apetito que no somos capaces de contener en cuanto divisamos La Muela.

Como hoy somos muchos, nos dispersamos más que de costumbre, aunque el número de botellas no desmerece a la cantidad de caminantes, para que nadie quede sediento.

Ahora, sí, hay que subir a La Muela, cuya cima se alcanza, sin mayores dificultades, en moderada y tendida pendiente. Y nos acercamos al vértice geodésico que es una de las sorpresas del día, pues desde su cima, de fácil ascensión, la vista de la comarca es espectacular. 360º de maravilla paisajística, donde casi todos empiezan a hacer cábalas: aquello es la Torre de Langa, por allí Velilla, eso es el castillo de San Esteban, al fondo la Sierra de Urbión y Cebollera… lástima que hubiese un poco de calima; aunque pensándolo bien, mejor, pues así ya tenemos excusa para volver a visitar este solitario punto geográfico de interés.

El último tramo hacia el destino nos depara otras agradables sorpresas. La primera, antes de entrar al pueblo de las Quintanas Rubias de Arriba, una fuente a la que nos acercamos y de la nos aseguran los oriundos del lugar que ofrece propiedades mágicas, similares a las de la viagra. Hecho que nos recuerda al convento de la Piedad:

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Los frailes de la Piedad
tenían en su convento
un pozo que era un portento
contra la esterilidad.
Toda casada afligida
por falta de sucesión
en esta santa mansión
quedaba archicomplacida.
Porque con unas veladas
de tragos y de aspersiones
las más altas ambiciones
eran de fijo curadas.
Y se afirma muy de veras
que fueron allí curadas
muchas señoras casadas
y muchísimas solteras.
Por eso de día en día
mil señoras anhelantes
de los puntos más distantes
llegaban en romería.
Pero hubo tales excesos
que al par que ellas aumentaban
los frailes adelgazaban
hasta quedarse en los huesos.
Y entonces, según se cuenta,
el superior con talento
prohibió la entrada al convento
y puso el agua a la venta.
Y aunque las damas sencillas
la bebían hasta hincharse
no volvieron a notarse
del agua las maravillas.
Lo que prueba en conclusión
de sencillo y claro modo,
que en medicina es el todo
el modo de aplicación.

Esperemos que los de Quintanas no sigan el ejemplo poniendo el agua a la venta y permitan que parroquianos y parroquianas nos acerquemos a beber sus aguas.

Y de la fuente a los huertos donde encontramos la tercera conmoción del día: un huerto de la poesía. Sí, como lo oyes, nos cuentan que es obra de Alfonso Fresno, quien no se le ocurrió otra cosa que en un recoleto paraje al socaire del arroyo, y en el perímetro de una docena de árboles, tender unas cuerdas y colgar poesías propias y ajenas (Machado, Benedetti, Bécquer…) para deleite del incauto paseante, qué por accidente, ya que no puede ser de otro modo salvo que te lleven, caiga por aquí. ¡¡Curiosa e instructiva idea digna de aplauso!!

Con este imborrable recuerdo del huerto del autóctono poeta entusiasta entramos al pueblo, donde lo primero que nos llama la atención son las bodegas, puesto que no hemos visto viña alguna en los alrededores.

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Sea como fuere la recepción es magnífica, y mientras algunos inician el repostaje merecido en el TeleClub, otros se acicalan en una de las fuentes principales del pueblo, además los hay quienes visitan la canalización de origen romano de uno de sus manaderos, recientemente desbordada por esta climatología tan loca que tenemos últimamente.

Visitamos, también, su iglesia de san Andrés que cuenta con una curiosa talla de Santa Magdalena, y una bonita pila bautismal, a la que desgraciadamente no dan demasiado uso. Esperemos que no sea por no ir lo bastante a la fuente de propiedades beneficiosas que nos recibió a la entrada.

Y al lado del Rollo que da prestancia y prestigio a la localidad, nuestra Elvira y su equipo se ponen manos a la obra, otro año más, para que la Ovochorizada resulte una perfecta comunión entre los andarines sanbures y los nativos de esta población.

Gracias pues a todos los Quintanenses, y a José en particular, por regalarnos otra jornada que mantener en nuestro recuerdo.

Eduardo Bas.
30Sep2018

Próxima ruta

La XII Ovochorizada nos deja un buen sabor de boca pero no nos dormimos en los laureles:

el sábado 20 de octubre nos vamos a patear el tramo del GR-86 que transcurre desde Barahona hasta Miño de Medinaceli. Es una ruta social de 19'5 km y dificultad media-baja.

Reserva tu plaza ingresando 8€ (bus) en concepto de “G.R.”, antes del jueves 18 de octubre, en nuestra cuenta de Caja EspañaDuero.

Más información en el siguiente documento:

viernes, 1 de junio de 2018

Pico Urbión y Castroviejo

26 de mayo de 2018

...al monte se sale hasta con buen tiempo.

Suele ocurrir que una experiencia, por interesante que sea, si se repite en exceso se vuelve predecible, monótona y muchas veces acabamos por abandonarla. Ya se ha comentado en alguna otra ocasión que en el caso de la montaña esto no se suele cumplir, pues es un entorno tan cambiante que siempre hay 'algo' que hace que cada salida al monte sea diferente. En Sanbur lo sabemos bien con el pico Urbión, que tenemos "trillado" tras haberlo coronado en incontables ocasiones desde hace la tira de años, y ahí seguimos subiendo con la ilusión de la primera vez.

2018-05-26_10-22-43_SanBur_Urbion

En esta n-ésima subida como hechos novedosos podemos hablar primero de las adversas condiciones meteorológicas: a la lluvia propia de la primavera, hay que sumar la niebla y el frío, que no son inusuales en montaña en esta época del año. Hace un día esplend... ¡hoy no toca la frase!

Por otro lado esta vez los sanbures no hemos subido en solitario, pues compartimos aventura con 14 recios montañeros y montañeras del club Nalgas Quebradas de Madrid (apropiado nombre para un grupo montañero, si lo pensamos bien), deseosos de conocer estas ásperas montañas sorianas. En total nos juntamos 24 caminantes. El encuentro ha sido posible gracias a la iniciativa de Eduardo Bas, que de tanto vicio que le ha cogido a la montaña es desde hace tiempo miembro activo -o hiperactivo- de ambos clubs, el soriano y el madrileño. Ya llevaba tiempo buscando hacer una actividad conjunta y la ocasión la pintaban calva, ya que tras un comienzo de año tan generoso en nieves, una visita al Urbión en estas fechas era muy tentadora.

2018-05-26_09-08-07_SanBur_Urbion

Hablemos un poco de la ruta. Decidimos hacer como casi siempre la travesía tradicional, que para los sanbures consiste en salir desde la Laguna Negra, coronar la Muela de Urbión, bajar a las fuentes del Duero y luego río abajo hasta terminar en el paraje de Castroviejo. Salimos pues desde el aparcamiento de la Laguna a eso de las 9 menos cuarto, con buen ánimo a pesar del mal tiempo (llovió con abundancia durante el viaje desde San Esteban); por suerte la lluvia no nos molestó el resto del camino salvo en momentos puntuales. A algunos nos sorprendió encontrar menos nieve de la esperada, a juzgar por como estaba la montaña tan solo quince días antes. En realidad no pisamos nieve hasta llegar a los Llanos de la Sierra y la Laguna Larga, incluso la cima rocosa del Urbión estaba del todo despejada.

Y a falta de nieve, agua en abundancia: ríos y riachuelos, charcos y pequeños humedales, saltos de agua y hermosas cascadas, un espectáculo digno de ver. Una vez arriba en el mirador de la Laguna, varias charcas y riachuelos se cruzan en nuestro camino poniendo a prueba nuestras habilidades atléticas (en su variedad de salto de longitud).

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Algo más adelante, al poco de pasar la Laguna Larga, se cierra la niebla y aparecen los primeros neveros. El último repecho -siempre exigente- que nos deja a la altura del collado del Urbión lo subimos con algo más de dificultad que otras veces. Y al volver nuestra mirada al norte ¡el pico no está allí! La niebla es tan espesa que no permite ver nada en derredor. Afortunadamente pisamos por terreno conocido y enseguida alcanzamos peña Horadada, pasando junto a la gran cruz en parte cubierta por la nieve. Sin demora seguimos para la cumbre con cierta dificultad pues la niebla y el frío siguen sin darnos tregua. Arriba nos entretenemos lo justo para hacer las fotos de rigor y descendemos rápido hacia las fuentes del Duero.

Vidal nos recueda una vez más a su ancestro andalusí Abu ʿAmir Muhammad ben ʿAbd Allah ben ʿAmir ben Muhammad ben al-Walid ben Yazid ben ʿAbd al-Malik al-Maʿafirí al-Mansur (confieso que lo he tenido que buscar en la wikipedia, ejem) y ejecuta una serie de bautizos con agua fresquita que convalidan para el título de caballeros de los "dosmil". La corrección -política- me obliga a decir también caballeras, pero lo dejo pasar porque no suena muy bien. Sin movernos del nacimiento aprovechamos para almorzar, encogidos por el frío (afortunados son aquellos que echan vino a la mochila, pues ayuda al montañero a calentar el cuerpo).

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Apenas emprendemos de nuevo la marcha cuando nos topamos con nuestro compañero Tachen, que ha subido desde el "búnker" a nuestro encuentro y nos acompaña de nuevo en el descenso. Bajamos rápido y sin incidentes hacia Duruelo de la Sierra. Al rato, tras dejar atrás la Fuente del Berro, vuelve la inoportuna llovizna que cae de manera intermitente. Como vamos bien de tiempo decidimos hacer una visita fugaz al paraje de Castroviejo y Cueva Serena. Al acabar mudamos nuestros mojados atuendos por ropa cómoda y seca, empacamos nuestro aperos de montaña y ya con el tiempo justo nos acercamos a Duruelo, directos al restaurante Torreblanca. Allí aplacamos nuestra sed con unas cervezas y devoramos un plato de torreznos sorianos ¡como no!
Seguidamente como es costumbre disfrutamos y digerimos un contundente menú, con lo que damos termino a nuestra aventura.

Vuelta a San Esteban a descansar un rato, antes de continuar un fin de semana lleno de acontecimientos. Y para terminar bien el día, no podemos dejar que nuestros amigos de Madrid se vayan sin practicar el deporte favorito de los sanestebeños: chuletada en la bodega (por si la comida no había sido suficiente), acompañada de zumo de uva de la región convenientemente exprimido y fermentado. Hoy además con la atención puesta en cierto partido de pelota que jueguan 11 tipos de blanco contra otros once de rojo. Dicen los expertos que ganaron los primeros, ayudados por la nefasta actuación del portero rival de manos temblorosas.

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Y hasta aquí el relato de otra magnífica subida al pico Urbión. No quiero terminar sin reconocerle a Eduardo que sin duda el experimento ha sido un éxito, todos acabamos cansados pero satisfechos y a buen seguro nuestros socios de fatigas madrileños lo habrán disfrutado plenamente. Esto me temo -o más bien me congratulo- que nos animará a juntarnos en un futuro para repetir la jugada, esta vez quizá en "terreno" madrileño.

Otra más para la mochila, y vamos a por la siguiente.

Próxima actividad:el sábado 16 de junio nueva caminata por el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, desde Valsaín subiermos al pico Montón de Trigo (2.161 msnm).

14km de ruta de montaña, dificultad media.

Más información en el pdf adjunto:

viernes, 11 de mayo de 2018

Por los caminos de Matanza, Villálvaro y Zayuelas

5 de mayo de 2018

La primavera ha venido.
Nadie sabe cómo ha sido.

Hoy sí, hoy por fin vamos al encuentro de la primavera. Unos 15 sanbures acudimos prestos a la llamada de nuestro capitán.

¡Oh capitán! ¡Mi capitán!

Nos damos cita en el frontón, desde el que comenzamos la marcha, pero esta vez para sorpresa de todos lo hacemos por la vía del tren con intención de cruzar el túnel.

Apenas subimos a la vía del tren y afloran los recuerdos de antaño; porque atravesar actualmente el corredor resulta tarea sin mérito alguno, pero, ay! amigo!… en su día, en los días de la infancia de muchos de los andarines de hoy, el entrar en el túnel (y en el cementerio) era empresa que requería un alto valor no alcanzable para cualquiera.

Aquellos intrépidos mocosos de 8, 9 ó 10 años que se lanzaban a la aventura, pasaban en ocasiones el subterráneo con la congoja adosada al cuerpo como una lapa, por más que tratasen de simular calma y sosiego. Y no todos lo conseguían pues la mayoría a los pocos pasos se daba la vuelta de regreso. También estaba quién lo conseguía pasando como de puntillas, como no queriendo tocar el suelo más de lo estrictamente necesario para sobrevivir a los peligros y a las amenazas del túnel… peligros causados porque entonces, a diferencia de hoy, el tren circulaba por esa vía sin que supiésemos a ciencia cierta a qué hora pasaría el Shangai o el tren de mercancías; amenazas, también, porque éramos conscientes de la que nos esperaría en casa si los padres descubrían nuestra barrabasada. Eran las cosas de los chicos de antes. No teníamos móviles ni consolas, pero sí tardes enteras a nuestra disposición para hazañas como esta, proezas que añadían adrenalina a la niñez y mocedad.

Enseguida, Jesús de Blas nos contó una historia sobre esta galería que muchos desconocíamos. Aquí fue donde se refugió Erik el Belga, el más famoso ladrón de obras de arte sacro del siglo XX, poco antes de ser detenido por primera vez.

Efectivamente, parece ser que en 1966 trató de robar de la Catedral de El Burgo su famoso Beato de Osma, un manuscrito de 1086 y una de las mayores joyas de la dicha catedral. Afortunadamente, alguno de sus colaboradores se fue de la lengua en el último momento, de forma que Erik se vio obligado a abortar la operación y escapar. Llegó hasta San Esteban, donde se refugió en el túnel. Al ir armado, y estando dentro del pasaje, la guardia civil tuvo que emplearse a fondo; sin embargo, finalmente fue cogido a unos kilómetros más adelante en su huida en dirección a Langa.

Y continuando con los relatos, Vidal recuerda también como, unos años más tarde, el maestro llevó a toda la chiquillería de la escuela hasta la entrada del túnel para contemplar el rodaje de una serie que tenía por protagonista a Pepe Martín, el famoso actor de la época que había cautivado a media España por su interpretación televisiva en El Conde de Montecristo.

Con estos recuerdos recorrimos los apenas 100 ó 200 metros de galería, para enseguida abandonar la vía que dejó de utilizarse para uso de viajeros en 1985, y para mercancías en 1994.

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Pusimos rumbo a Matanza, a Matanza de Soria, por un camino verdaderamente primaveral, dejando a la diestra el monte Exide, que es la razón de ser de una de las industrias más conocidas de San Esteban: La Tudor.

Un poco más adelante, también a la derecha del camino, sorprendemos lo que la mayoría da por un ciervo, mejor dicho, cierva, pues no tiene cuerna. Es un bicho de un tamaño espectacular. Puntualiza Aníbal, para reforzar la clasificación del animal como una cierva, que en su marcha no ha mostrado el culete blanco de los corzos.

Sea como fuere, enseguida alcanzamos Matanza y antes de hacer la parada para el almuerzo visitamos su románica iglesia de San Juan,

Esta vez, como somos pocos y hay que reservarse para la comida, el alto en el camino es discreto, al pie de una fuente que rebosa agua por todos los caños, y desde donde se disfruta de un día realmente de primavera; seguramente el primer día del año que puede calificarse de primaveral.

Abandonamos Matanza recordando, otra vez, a los árabes, y más particularmente a los omeyas cordobeses, pues es probable que este pueblo deba el nombre a alguna de las matanzas que árabes y cristianos acostumbraban a llevar a cabo por estas tierras, allá por los siglos X y XI.

Y de Matanza a Villálvaro dando un rodeo para ir por el Soto, ese lugar casi oasis, regado por el Río Rejas o río Madre, que reverdece los sauces, chopos y fresnos; y en el que plantaron los del Villálvaro su campo de futbol.

Antes de llegar al pueblo nos encontramos con el padre de Miguel que va a dar una vuelta a una tierra que tiene ahí al lado. Tras saludarle nos dirigimos a la ermita de San Pedro, el “postol” de Villálvaro, que preside las fiestas de la localidad, y que tiene anexo el camposanto de Villálvaro. A propósito de las fiestas comentamos los elegantes vestidos de las mujeres en esos días de celebración en que competían entre ellas por llevar algo mejor que la vecina. ¡¡Cosas de la vanidad humana!!

Con estas reflexiones atacamos el último tramo hacia el destino de la jornada: Zayuelas.

Lo hacemos por el vertedero para atrochar y enseguida nos mete en el monte de carrasca por el que avanzamos notando ya la temperatura del mediodía castellano.

Y unas pocas charletas después entramos en Zayuelas. Allí nos recibe un esplendoroso Teleclub que nos proporciona las cervezas reparadoras de la llegada, mientras damos tiempo a sacar las viandas. Algunos, apremiados por el Numancia o por ocupaciones más importantes, regresan anticipadamente, quedando una docena de sanbures prestos a saborear el desenlace de la jornada.

Nos sorprende conocer la población de Zayuelas y el buen ambiente que se respira. Y recordamos la maravillosa descripción que hace el Nomenclator de Manuel Blasco Jiménez cuando habla del Zayuelas de finales del siglo XIX, principios del XX:

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Las costumbres de sus moradores siguen siendo sencillas y su carácter bondadoso. En lo que se ha introducido alguna reforma es en el vestir.
Hace treinta años podíase decir con más razón que ahora: figúrese el lector hallarse delante de un hombre vestido con chaqueta parda de cuello recto, con dos hileras de mayúsculos botones dorados cosidos sobre pequeñas presillas de galón de seda, calzón basto pardo de jareta, media parda, escarpín, id. redoblado hasta la canilla, abarca o alpargata, con hiladillo estrecho, pañuelo de color en la cabeza y por, sobre todo, una dalmática parda desfigurada con capucha, y tendrá el tipo de habitante de Zayuelas y el de sus pueblos vecinos en la estación de invierno.
Haga cuenta que se le exhibe una bella de ojos rasgados y tomada por el sol, con jubón pardo, ceñido y descotado, abierta la bocamanga y bordados sus ojales con seda verde o amarilla; cubierta la cabeza con pañuelo atado bajo la barba, y el seno con otro blanco o de color claro, cuyos ángulos o puntas se esconden por delante y atrás dentro del jubón o van prendidas con alfileres fuera de él; con saya parda corta y mal plegada; medias de lana parda también o blanca; alpargata sujeta con hiladillo azul; abarca de cuero sin curtir bien hecha y con calzadera de lana blanca o negra, o zapato descotado con una sola oreja prendida de un botón metálico por el lado exterior del pie, y puede asegurar haber visto el tipo común de la mujer del partido del Burgo; es decir, su tipo de hace 30 años, pues desde entonces ha sufrido alguna reforma, no en valde pasa el tiempo, perfeccionador de usos y costumbres. .

Con estas imágenes de tiempos pasados nos disponemos a dar cuenta de las raciones preparadas por cada cual, pero generosamente regadas por los caldos de Maricruz, quien a su vez se encarga del postre, que zampamos en animosa tertulia.

Y mientras esperamos al autobús que nos devuelva a San Esteban, unos deciden seguir con la charla, y entretanto otros salen a la calle a jugar un mus al calor de los rayos que la primavera deja en Zayuelas.

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Otro día completo. Otra marcha para el recuerdo.

Eduardo Bas
05Mayo2018

jueves, 19 de abril de 2018

Por el enebral (sabinar) de Calatañazor

En Calatañazor, Almanzor,
no perdió el tambor.

Tras unos días de rara primavera, de un tiempo extraño y lluvioso que ha dejado ya más de 300 litros en la comarca en lo que va de año; anegando parajes, desbordando ríos y arroyos, arrastrando ramas y maleza, encharcando caminos, algunos no se atreven hoy a dejar en casa el paraguas. Eso que dicen que no lloverá, pero tras las experiencias pasadas recientemente… más de uno ve en la luna los cuernos de aguilanducho:

Si la luna tiene cuernos de aguilanducho,
o llueve poco, o llueve mucho,
o no llueve nada,
y se queda el tiempo conforme estaba.

Pues eso, que salió el republicano día cómo para fiarse de la climatología.

Pero los sanbures, inasequibles al desaliento, y resistentes a las inclemencias meteorológicas, se dan cita en el frontón, para coger el autobús, que, tras recoger a los colegas de El Burgo, nos dejará en La Aldeahuela de Calatañazor.

Nada más bajar del autobús nos sorprende gratamente el aspecto de este barrio o aldea de Calatañazor, hoy perfectamente recuperado, con unas cuantas casas rehabilitadas y reconstruidas con acierto, pero que a punto estuvo, a finales del siglo XX, de desaparecer; pues dicen que hubo una época en la que tan sólo lo habitaban dos familias y además… no se hablaban!!.

Cosas de Soria. Ya se sabe!!. Por cierto, hablando de cosas de Soria, hay que decir que circula un dicho de este lugar que tiene pinta de ser veraz, ya que reza:

En la Aldeahuela,
el que más larga la tiene,
más hondo la cuela.

Con estas reflexiones sorianas comenzamos la jornada. Marchamos por un suelo embarrado y resbaladizo, pero del que a medida que pasan los minutos y nos adentramos en el enebral nos vamos olvidando para disfrutar del entorno. El día gris impone un ritmo vivo, por un sendero desconocido, zigzagueante y sin señalización, que nos debe conducir al chorro de Despeñaelagua, también conocido como Cascada de La Fuentona.

En el camino, como ya anunciase la convocatoria de hoy, nos encontramos con unas cuantas majadas o tainas o tenadas, de esas que antaño servían de redil para guarecer ovejas y pastores. En una de ellas conseguimos agrupar a todas las ovejas sanbures descarriadas para hacer la primera foto de familia de hoy.

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Y cuanta no sería la emoción del momento que alguno tuvo que volver a por la mochila olvidada en tan noble lugar.

Al poco… otro espectáculo de la naturaleza. Como íbamos cresteando, tratando de buscar y bordear un pequeño cortado, nos encontrábamos en lo alto del mismo que se nos apareció de repente. Pero allí, por naturaleza, estábamos en terreno que pertenece a los buitres, a los que nuestra presencia obliga a salir en lento y reposado vuelo. Estampa preciosa para la retina, la de unos animales de un extraño color marrón claro, casi blanco, de la que podemos disfrutar durante unos minutos mientras estamos siendo vigilados por uno de ellos que decide esperarnos y tantearnos.

Creo que ya hemos comentado en alguna ocasión que uno de los más conspicuos representantes de Sanbur, cuenta en su preciada testa con la singular herida de guerra hecha por un buitre cabreado, de modo que conocedores de primera mano de los malos humos y las malas artes de estos bichos, mantenemos la distancia prudencial hasta que nuestro desafiante enemigo decide alzar el vuelo.

Y, casi planeando como los buitres, llegamos al mirador de La Chorrera de Despeñaelagua. Se trata de un cortado no digno para afectados por el vértigo, pero no por ello menos bello.

Al acabar de coronar para bordear el cortado se decide que ya nos hemos ganado el almuerzo y nos ponemos manos a la obra.

Salen los caldos de las mochilas y empiezan a rular. Hoy tenemos algún rosado de Terraesteban, un par de añadas distintas de viña Vaina, los nada despreciables líquidos de Morcuera…

… y surge la polémica de la jornada: estamos en un sabinar o en un enebral?

Nos dice Jesús que lo que tenemos a la vista son enebros, como los de su pueblo, y que los matorrales bajos y espinosos, que también vemos, son los jabinos o sabinos.

Y efectivamente, Miguel Ángel Navas nos confirma que estamos en un mal llamado sabinar. Que lo que tenemos delante son realmente enebros de la familia de los Juniperus. Parece ser que hay más de 50 especies distintas. Nos cuenta las diferencias entre ambos: enebros y sabinas. Que no es del todo cierto que los enebros mantienen sus hojas espinosas toda su vida mientras que las sabinas, son espinosas sólo en su infancia. Que la sabina albar es el juniperus thurifera. Que del jabino o sabino es de donde se sacan las bayas para la ginebra (de enebro, genever allá por los países nórdicos). Que si los nombres comunes, por repetidos, también son válidos. Que enebros o sabinas son dioicos; es decir, que hay machos y hembras.

Nos quedamos pues con la duda de si estamos en un enebral o en un sabinar; en el enebral de Calatañazor o el sabinar de Calatañazor.

Por cierto, que Calatañazor es palabra árabe: Qal`at an-Nusur (castillo de águilas – o buitres?), situada donde dicen que estuvo la ciudad arévaca de Voluce. Nada que ver con cristianos ni con los condes castellanos que luego la pretenderían.

En el baja-sube al que nos enfrentamos tras el almuerzo enseguida los efectos de la lluvia de estos días se nos hace evidente: no hay sitio por donde cruzar el arroyo sin comprometer el calzado. ¡¡Difícil decisión !!. Trato de saltar, pero la distancia es grande. Nadie es capaz de saltar tal longitud. En 2 ó 3 pasos creo que paso y con suerte las botas aguantan. Me descalzo y vuelvo calzarme. Algunos ponen unas cuantas piedras para tratar de solventar el percance, pero al final cada uno haciendo de su capa un sayo consigue atravesar el arroyo cómo bien puede, sin que se constaten males mayores.

Sea como fuere seguimos nuestra marcha hasta La Fuentona primero y hasta la base de la Cascada después. Como ya divisábamos desde arriba, tenemos una vista única de la cascada, caudalosa, abundante como pocas veces. Las precipitaciones de estos últimos meses nos han traído nuestra recompensa !!

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De repente detectamos que tanta taina, tanto buitre, tanto enebro/sabina, tanta lluvia caída, han provocado hoy más paradas de las previstas y el tiempo se nos echa encima si queremos llegar a tiempo al restaurante de Calatañazor.

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Hacemos pues el camino con premura, provocando algún que otro esbarón, hacia la “sabina milenaria” donde una segunda foto de familia inmortaliza la jornada. Acto seguido, continuamos, raudos, camino del banquete imitando al enfermo, dolorido Almanzor, en su caminar hacia Medinaceli.

Y efectivamente, casi sin darnos cuenta alcanzamos el destino de la jornada: el restaurante Calatañazor en el pueblo del mismo nombre, lugar de habituales jornadas gastronómicas mozárabes.

Nos recibe una caja de cervezas, antes de entrar a comer, para favorecer la relajación por la consecución de la meta propuesta. Seguidamente nos dejamos traer los merecidos platos del abundante menú que no todos son capaces de acabar.

Y de la panza sale la danza, así que algunos cánticos después abandonamos el local para dar un paseo rápido por las obras de restauración del castillo y recordar al gran Almanzor, ese cuyo nombre completo, bien sabe pronunciar nuestro guía:

Abu ʿAmir Muhammad ben ʿAbd Allah ben ʿAmir ben Muhammad ben al-Walid ben Yazid ben ʿAbd al-Malik al-Maʿafirí al-Mansur

Ese cuya vida habría que estudiar de obligado cumplimiento en las escuelas, mucho antes que los catecismos y mandamientos, y por supuesto mucho antes que al Cid, por cronología y por importancia.

Sus hazañas te enseñarán sobre él,
como si lo vieras con tus propios ojos.
Por Dios que jamás volverá a dar el mundo nadie como él,
ni defenderá las fronteras otro que se le pueda comparar.

Y de momento, desde el año 1002, no lo habido, por mucho que la crónica burguense (la de la catedral de Burgos) dijese aquello de que “En 1002 fue muerto Almanzor y sepultado en el infierno”.

El bueno de Sancho García, quien, tras traicionar a su propio padre, había probado ya, dos años antes, la medicina del gran Almanzor, en Cervera, quiso hacer creer, publicar y difundir una supuesta victoria sobre Almanzor en este preciso lugar en el que nos encontramos.

Bien que quisiera honrar la muerte de su padre Garci Fernandez a manos de Almanzor, en la batalla de Alcozar, en Piedra Sillada, pero que el de los buenos fueros pretendiese dar pábulo a que En Calatañazor, Almanzor perdió el tambor resulta más falso que el master de la señora Cifuentes.

Aunque a decir verdad la culpa del bulo no es achacable a Sancho sino a la iglesia, ya que fueron ellos quienes comenzando con la Crónica Najerensis, pasando por el Chronicón Mundi del obispo Lucas de Tuy, y por Rodrigo Jiménez de Rada, se llega a la 1ª crónica general de Alfonso X el sabio, que se hace eco de este embuste, de esta patraña de interés para la cristiandad.

La realidad es que un sesentón Almanzor salió de Córdoba ya enfermo el 21 de mayo de 1002 para lo que sería su 56 razzia o aceifa contra los cristianos. Como en las últimas ocasiones lo haría desde Medinaceli, pasando luego por Gormaz, San Esteban de Gormaz y Clunia. Su objetivo esta vez era arrasar San Millán de la Cogolla, y el plan fue milimétricamente ejecutado. Como siempre desde hacía 25 años. Como todos los años (excepto uno, marcado por la traición de su hijo Abdalá). Pero los dolores debidos a la artritis gotosa que sufría le obligaron a retirarse a Medinaceli. Tuvo de hecho que ser trasladado en una litera debido a que su enfermedad le impedía montar a caballo. Por mucho que pasase por Calatañazor en ese viaje de regreso no consiguió llegar a su destino y falleció en tierras de Bordecorex el 9 de agosto de aquel año de 1002.

Subamos pues al castillo de las águilas o de los buitres, recién restaurado en parte, y oremos por Almanzor mientras contemplamos el llano por el que tuvo que atravesar, enfermo, moribundo, camino de su casa en Medinaceli a la que no llegaría.

En fin, otra jornada de naturaleza e historia. Otra jornada de ensueño para el recuerdo. Otra jornada sanbur para repetir.

Eduardo Bas
14Abril2018

PD.- Escuchemos a Almanzor:

Hoy no les faltarán a los carroñeros cristianos tierra y fosas para poderme enterrar; y eso a pesar de toda la tierra que yo les he conquistado y las numerosas fosas que les he obligado a ocupar. ¡Todavía les quedan !. Hoy, todos me “matan” antes de tiempo, toda la tierra cristiana se abre precipitadamente para recibir mi cuerpo maltrecho cuando todavía palpita. No necesitan atalayas con espejos ni hogueras ni palomas mensajeras ni corredores sudaneses para propagar la noticia; andan tan ansiosos que sin esperar ya cavan la tierra dura convirtiendo este último, penoso camino en un cementerio lineal de incontables fosas vacías.

Les pido un poco de calma, que me “maten” algo más tarde, que me permitan con su magnanimidad militar llegar a Medinat Salim. ¿Acaso no tuve yo esa deferencia con su Garci? Por favor, ninguna victoriosa emboscada del mejor ejercito de Europa, ningún ataque sorpresa con ayuda de San Picopato junto al cerro de san Miguel o al vallejo de la Venganza (que sólo es vergüenza). Quieren matarme con patrañas a mí cuya máxima militar y humana siempre fue las misma: enfrentarme al enemigo en campo abierto.
...

Dios me aleje del pecado de la soberbia, pero, ¿no seré reconocido por la posteridad como un auténtico mahdí? ¿Acaso no he salvado al-Andalus en las innumerables, sucesivas guerras? Gracias a mi mano, ¿acaso ha disfrutado el califato de otros tiempos tan esplendorosos? ¿y no lo hice todo en nombre de Dios, por él y para él?. Por siglos se reconocerá el éxito de la tierra que se me ha dado para gobernar, el anuncio de los logros atravesará fronteras y tiempos y seremos dignos de encomio para la posteridad. Pero sólo un triunfo, el de la umma, es mi triunfo que a ella y sólo a ella dediqué mis esfuerzos. Pero de poco tiempo dispongo ya para morir en yihad (no se le puede pedir semejante favor a enemigo tan exhausto).

A. Manrique

viernes, 23 de marzo de 2018

Y en abril... al parque Natural del Sabinar de Calatañazor y la Fuentona

El sábado 14 de abril el club de montaña SanBur os propone un circuito por el Parque Natural del Sabinar de Calatañazor y la Fuentona (Red de Espacios Naturales Protegidos de Castilla y León).

Saliendo desde Aldehuela de Calatañazor, nos adentraremos en el Sabinar, visitando la Cascada de Despeñalagua, Manaltial de la Fuentona, Muriel de la Fuente, Centro de Interpretación, Sabina milenaria y fin de ruta en Calatañazor (con comida en el restaurante “Calatañazor”).

Ruta de senderismo de 20 km y de DIFICULTAD MEDIA-BAJA.

Tienes toda la información y recomendaciones en el siguiente documento (por cierto, ¡el club estrena nuevas normas para actividades de senderismo y montaña!):

¡Equípate para una actividad de senderismo! ¡Ven y disfruta!

Y un recordatorio: el próximo viernes se celebra la 4ª quedada El Burgo de Osma - San Esteban de Gormaz, aún estás a tiempo de inscribirte completando el siguiente formulario. Recuerda, sin cuotas, premios, ni regalos, solo disfrutar haciendo deporte.

miércoles, 7 de marzo de 2018

4º quedada popular, El Burgo de Osma --> San Esteban de Gormaz

30 de marzo de 2108
  • 16km andando o corriendo, tú eliges.
  • Salida: plaza catedral de El Burgo de Osma (9:00h los caminantes, 10:00h los corredores)
  • Llegada: polideportivo de San Esteban de Gormaz (hasta las 12:30h).
  • Sin cuota de inscripción, sin premios, sin regalos, solo disfrutar haciendo deporte.
  • Inscríbete rellenando el siguiente formulario.

lunes, 22 de enero de 2018

Por los cañones del río Sequillo

A comer el bocadillo,
a la orilla del Sequillo.

Si el año pasado lo cerrábamos con el río Ucero, inauguramos ahora el curso senderista con el Sequillo. Ese otro río provincial que el que suscribe descubrió, literariamente, a través de un soriano singular; uno de esos sorianos, que haberlos haylos, y que de vez en cuando, la vida te premia poniéndotelos delante: Juan José Peracho Soria, “el Peracho”. Para más señas, “el Peracho de Rioseco de Soria”, con cabaña en Valdepolvos.

Todo un personaje Peracho: electricista-mecánico de profesión, aventurero, cartero, y asistente de Fernando Sánchez Dragó… juntaletras al que un infarto se le llevó no hace todavía ni un par de años. Vaya desde aquí mi entrañable recuerdo y mi lamento por no haber sido capaz de culminar, a su debido tiempo, nuestros proyectados encuentros. Sea como fuere, a los sanbures de hoy, que quieran aproximarse al personaje, no les queda otra opción que hacerlo a través de su obra: ‘Soria-Sáhara', 'Nitrato de Chile', 'Tuercebotas' y, su trabajo más conocido, 'Numancia. El año que no vinieron las golondrinas’, y que podremos comentar gustosamente en cualquiera de nuestras marchas rurales.

Pero volvamos al Sequillo, cuyas aguas justificaron el emplazamiento de una de las villas romanas de la provincia: Los Quintanares, en territorio arévaco, a media distancia entre Uxama y Numancia, no lejos de Voluce (Calatañazor). En ella se han hallado dos figuras muy a considerar: un mosaico con la diosa de la Abundancia o madre de la naturaleza, y una escultura del dios Saturno, el dios de la agricultura, al que estaban dedicadas las fiestas saturnales; esas fiestas que ya mencionamos en la última salida, que tanto costaron al cristianismo erradicar, y que se celebraban del 17 al 23 de diciembre por el fin del periodo más oscuro y que acababan el 25 de diciembre coincidiendo con la entrada del Sol (Invicto) en el solsticio de invierno. Lástima que hoy no podamos acercarnos a Los Quintanares.

Amanecemos en un día de invierno oscuro, de niebla densa y alta. Somos una veintena los que nos juntamos en la parada de autobuses, quienes tras los saludos pertinentes embarcamos para recoger a la otra decena de sanbures en El Burgo. De aquí partimos a Lodares de Osma, origen de nuestra caminata de hoy. El viaje se nos pasa en un suspiro.

Y desde Lodares, y sin casi darnos cuenta, nos encontramos con el dilema de cómo y por dónde atravesar el río Sequillo. Nos vemos obligados a retroceder parte de la marcha realizada y es cuando nos encontramos un tablón mal puesto que parece indicar que por ahí se ha pasado alguna vez el río. Hay que decir, que a pesar del nombre y de que el Sequillo, efectivamente, baja seco gran parte del año, hoy viene hermoso y con un caudal nada despreciable, por lo que un resbalón a estas tempranas horas en las que la niebla todavía no ha levantado puede arruinar el día al que tenga la mala fortuna de probar sus aguas.

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Pero la destreza y el prestigio de los pontoneros de SanBur quedarían muy en entredicho si después de haber cruzado las aguas del Duero, naufragásemos en las del Sequillo. Así que, tras aplicar sus mejores técnicas, y con tan sólo un par de pies un poco húmedos, conseguimos atravesar todos el Sequillo sin mayores incidentes.

Y mientras marchamos por la margen derecha, se nos cruza un zorro y también se nos aparece un corzo, quien nos guía al cañón de la jornada, colocándonos, casi sin darnos cuenta, en un rincón de belleza espectacular, solo comparable a la que deja, más al norte, el río Lobos. Un farallón mesetario, coronado de buitres, a cuyos pies se extiende una amplia vega del mar castellano, con molino -y otras edificaciones en peor estado- incluido. Recodo, escondrijo provincial desconocido para muchos, y digno de visita más reposada.

Lamentablemente, el cañón de hoy es corto y pronto se nos acaba. Así, que para paliar el mal sabor de boca y antes de abandonarlo, decidimos que es momento y lugar para sacar las viandas y los caldos de las mochilas. La niebla hace rato que levantó y dejó un día despejado, limpio, y al socaire del cañón nos sitúa protegidos del aire invernal, que, aunque liviano, es fresco y puñetero; bueno para la cura de chorizos y perniles, en este día que el Virrey comienza la Matanzas, y Radio Nacional aprovecha para emitir su programa con esta excusa.

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Tras el reposo salimos del Cañón, y ¡zas! levantamos una liebre, que provoca los lamentos de algunos por no tener a mano la escopeta, o el regocijo de otros imaginando el disfrute del espectáculo con galgos acorralando a la pieza. Sea como fuere, la carrera de la liebre, en terreno llano, perdiéndose por el horizonte, es en sí todo un privilegio.

Con esta imagen en la retina llegamos a La Olmeda. Alguno, quizás, no sabe que este pueblo fue la sede donde se gobernaba el fuero de Las tres Casas de la Olmeda: San Esteban, Osma y Gormaz;. Este fuero que alguno dice que proviene de la época de Fernán González, parece tener su origen en la expresión “echar el muerto a otro”. Hay que decir que en el medievo la aparición de un cadáver con signos de violencia en un determinado territorio, obligaba a identificar al autor o a pagar una multa. Por lo que, quien se encontraba en esta tesitura intentaba trasladar el cadáver al pueblo vecino y así librarse del pago. Lo cierto es que la Junta de las Tres Casas, con sede en La Olmeda, sirvió para pacer (explotar los pastos), yacer (circular y residir libremente) y regular la vida de estos territorios de forma mancomunada, principalmente estableciendo las pautas para la corta de madera, así como determinar la superficie que podía ser destinada al cereal o a la viña.

En estas andábamos cuando la mitad del grupo a punto estuvo de perderse en La Olmeda. Finalmente, se resolvió con el regreso de los que se habían despistado e ido hasta la gravera.

Así, con las atalayas del Lomero y de Uxama a la vista nos dirigimos hacia esta última, no sin antes comentar las prospecciones petrolíferas llevadas a cabo en El Lomero, allá por los años 50 del pasado siglo, unos años antes de las que se hicieran en Alcozar.

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El caso es que acometemos la subida a Uxama por el lado sur, de pendiente exigente, hasta llegar a los aljibes, afortunadamente abiertos, y cuya visita nos transporta, una vez más al poderío romano que nos obliga a reflexionar acerca de la grandeza de dicha civilización. Visitamos también el foro, el templo, incluso el símbolo fálico de la Casa de los Plintos, símbolo protector y garante de la fertilidad y prosperidad para los habitantes de la casa.

Y con el recuerdo de Quinto Sertorio, que cayó a manos de Pompeyo, quien destruyó Uxama, nos acercamos a completar la visita del acueducto que ya viésemos en la última salida a Ucero. Y efectivamente, si allí pudimos disfrutar del tramo inicial de dicho acueducto en la Cueva de la Zorra, aquí vemos, igualmente en un estado extraordinario de conservación el tramo final de este pionero sistema de canalización.

Pero ni Roma ni la cultura, ni sus antecedentes celtibéricos, calman las andorgas de los caminantes, y damos por bien concluido el paseo matutino dirigiéndonos a las cocinas de Goyo, quien nos deleita, en la estación de servicio de Buquerín, con unas alubias y un codillo o carrillera dignos de un restaurante con estrella Michelín.

Mañana completa, paseo sensacional por inusual y bello, rematado con una comida espléndida.

Lástima que no hubiese tiempo de sobremesas, ya que toca volver a pie hasta San Esteban, por Alcubilla del Marqués, trayecto que hacemos, tras despedirnos de los compañeros de El Burgo, en animada charla. Ya concluimos otro día, otra salida social que deja un grato poso y ganas de volver pronto al Sequillo.

Eduardo Bas
22Ene2018

En breve: 30 caminantes sanbures recorrimos 26 km junto al río Sequillo desde Lodares de Osma (salida a las 09:00h) hasta La Olmeda, visitamos después el yacimiento de Uxama (12:15h) y comimos (13:30h) en el area de servicio/restaurante Buquerín, de allí (15:30h) vuelta respectivamente a San Esteban y El Burgo de Osma.

lunes, 15 de enero de 2018

Número de socios 2018 y ruta del mes de Enero.

Socios de SanBur a enero de 2018.

Creciendo poco a poco, ya somos 176 socios en SaBur.

...y recordamos que este sábado para empezar bien el año, tenemos un paseíto mañanero por los alrededores, como siempre haga frío o haga mucho frío...

Desde Lodares de Osma, seguiremos las aguas y cañones del río Sequillo hasta La Olmeda, remontaremos el río Ucero hasta el puente de la Güera y a eso de las 13:30h nos acercarnos a comer al restaurante “Goyo y Luci” en el Area de Servicio Buquerín de Alcubilla del Marqués. Luego el grupo se bifurcará en “y griega”: socios burgenses tomarán rumbo nordeste hacia El Burgo y socios sanestebeños con rumbo suroeste hacia San Esteban... y “cada mochuelo a su olivo”.

Ruta de DIFICULTAD BAJA que será de 18km para los sanbureños burgenses y 23km para los sanbureños sanestebeños.

Nota para los federados: ya se pueden recoger las licencias federativas de 2018, como en años anteriores en “FerreBike Mio Cid”, calle Mayor nº 31 de San Esteban.
Como cada año, con fecha de hoy -15 de enero- se carga en cuenta la cuota anual de socio SanBur (10€) para 2018.