Undécima (o décimo primera) Ovochorizada Piquera 2017. Ruta de naturaleza senderista, social y gastronómica, que este año nos llevó desde Torraño hasta Piquera de San Esteban siguiendo el curso del río Pedro. Y en Piquera terminamos para degustar como siempre unos sencillos y estupendos huevos con chorizo, como manda la tradición sanbureña.
Primero, recapitulemos para recordar de dónde venimos:
- 1ª Ovochorizada: Quintanilla de Tres Barrios en 2007,
- 2ª Ovochorizada: Aldea de San Esteban en 2008,
- 3ª Ovochorizada: Rejas de San Esteban en 2009,
- 4ª Ovochorizada: Olmillos en 2010,
- 5ª Ovochorizada: Villálvaro en 2011,
- 6ª Ovochorizada: Morcuera en 2012,
- 7ª Ovochorizada: Torraño en 2013,
- 8ª Ovochorizada: Peñalba de San Esteban en 2014,
- 9ª Ovochorizada: Soto de San Esteban en 2015,
- 10ª Ovochorizada: Torremocha de Ayllón en 2016.
Y llegamos por fín a la Ovochorizada número 11, la de Piquera de San Esteban. LLevamos más de una década con el "invento" pero la cosa no acaba aquí por supuesto, pues el municipio de San Esteban tiene 18 pedanías y nos hemos propuesto visitarlas todas: en años venideros iremos a Atauta, Ines, Matanza de Soria, Pedraja de San Esteban, Quintanas Rubias de Arriba, Quintanas Rubias de Abajo y Velilla de San Esteban. La última etapa, que hará la número diecinueve, la dejamos para la "metrópoli" San Esteban de Gormaz.
La ruta se suele programar justo tras la vendimia, pero este año se ha hecho de rogar un poco y nos hemos ido hasta finales de noviembre. Boréas, el dios griego del frío viento del Norte que trae el invierno, ha venido sin avisar robándonos el Otoño, como viene haciendo desde hace ya varios años. El domingo nos castigó con una intensa helada matutina que añadió alguna dificultad a la ruta, convirtiendo algunos tramos, sobre todo los de piedra, en algo peligroso por la presencia de hielo. Algunos sustos y caídas fueron inevitables, pero afortunademente la cosa no fue grave en ningún caso.
El día pues, comenzó con un frío intenso pero ocurrió que Helios, el dios del Sol, tomó el relevo del cruel Boréas y nos regaló un hermoso cielo soleado y sin nubes, con lo que bien entrada la mañana la temperatura era ya muy agradable. El resto de la jornada siguió despejada y sin apenas viento, un día espléndido para la práctica montañera, como nos gusta decir.
Y en cuanto a la ruta, decir que fuimos cerca de 50 sanbureños y que pateamos unos buenos 16 kilómetros en aproximadamente 5 horas (contando paradas): tras unos cuatro kilómetros por pista desde Torraño, nos adentramos en la vega del río Pedro que seguimos hasta Piquera; cruzamos el Perico en 5 ocasiones, dos de ellas saltando entre las piedras colocadas al efecto (afortunadamente nadie se dió un baño indeseado). Comprobamos con alivio que, milagrosamente se podría decir, a pesar de la larga sequía que venimos sufriendo el río lleva en estas fechas algo de caudal. Subimos y bajamos los barrancos que iban surgiendo a nuestro paso y algún que otro repecho se hizo más duro de lo esperado. Ya en el último tramo de la ruta, nos recreamos un rato en el despoblado de Santui, elucubrando sobre su interesante y largo pasado y llegamos sin imprevistos a Piquera a eso de las 2 de la tarde.
En el bar social Alberto nos sirvió con diligencia todas las cervezas que nuestros sufridos gaznates demandaban. La cuadrilla de cocineros, cocineras, pinches y ayudantes, con Elvira y Pili al mando de las operaciones, encomendándose a Hestia la diosa de la cocina y del fuego que da calor y vida a los hogares, frieron incontables huevos y chorizo con la maestría y rapidez acostumbradas; Los demás nos abandonamos a Dionisos, dios de la vendimia, el vino y el frenesí, y disfrutamos de las viandas como siempre. Nos tienen muy mal acostumbrados.
Y tras estos pocos apuntes y datos sobre la ruta, os dejo ahora con el relato que Eduardo ha tenido a bien prepararnos, esta vez un poco más breve por la falta de tiempo. A disfrutarlo.
XI Ovochorizada, en Piquera
El otoño, la mañana, el camino, la fuente...
Amanece un día de otoño, limpio, despejado, frío.
La estación de autobuses, punto de cita, es testigo de saludos, de encuentros y hasta de comunión senderista de quienes hacía tiempo, quizá demasiado, que no tenían la oportunidad de compartir esta su religión, por pasear nuestros campos; pero por fin, aquí estamos, un año más, tratando de descubrir nuevos aspectos del alfoz.
Y como el día, a estas primeras horas, no está para muchos miramientos, pues el termómetro marca números rojos, en cuanto llega el autobús subimos a él raudos y ansiosos por llegar hasta Torraño.
Desde la ventanilla comprobamos que el relente no ha acobardado a Rafa y su mujer para intentar recoger alguna seta; y es que ayer, después de un periodo más que prolongado de pertinaz sequía, cayeron, por fin, unos ocho litros al decir de algunos, y quizá con esa lluvia llegó la esperanza a estas tierras tan abatidas, últimamente, tanto por la climatología como por la administración.
Con los compañeros de El Burgo somos una cincuentena los que emprendemos esta undécima, ó décimo primera, -que en esto presidente y secretario no acaban de ponerse de acuerdo-, Ovochorizada.
Alcanzamos Torraño, donde algunas casas están más que dignamente restauradas. Sin embargo, no encontramos ni un alma. ¿Quizás por lo temprano de la mañana?. Cabe la posibilidad de que no haya nadie, o casi nadie, que habite estos días en Torraño.
Ayer me comentaban sobre el tema de la despoblación: que en Aldea viven actualmente 3 matrimonios, 3 viudas y 2 solteros. El más jovenzuelo de todos ellos con 60 años. Me confirma Jesús que en Morcuera hay tan sólo 3 aborígenes pasando este noviembre. ¡¡La soledad de la comarca!!
Y, hoy, que supuestamente vamos a la vida del Pedro, antiguamente motivo del progreso de los molinos que fue sembrando a su paso, resuenan todavía más en mi cabeza, mis lecturas más recientes: “La España Vacía”, “Los últimos. Voces de la Laponia española”, “Palabras Mayores. Un viaje por la memoria rural”.
Comenzamos la andadura, a buena marcha para combatir el frío, siguiendo un camino que nos deja en manos del Pedro. Son 4 ó 5 kilómetros para entrar en calor, de charla más o menos distendida, hasta adentrarnos en el Perico.
Sorprendentemente viene con un buen caudal, y de hecho nos dificulta la marcha pues atravesarlo no es tarea liviana. El Pedro nos ha despertado. Y nos obliga a un subir y bajar de un barranco hasta el siguiente, y otro más, y otro… y aprovechando que el sol ya asoma, y al resguardo de una loma, aunque sea temprano, hacemos parada y almuerzo.
Lo cierto es que este solecillo otoñal de media mañana, sin viento, con una primera parte de camino ya realizado, hace que nos recreemos en el almuerzo más o menos contundente que cada cual ha echado al morral. Al poco, el suelo irregular de la media ladera en la que nos encontramos hace su primera faena del día… y Rosa tras un elegante movimiento termina magullada con la rodilla en el suelo. ¡¡Y eso que todavía no había dado tiempo de dar cuenta de la media docena de botellas de vino que iban saliendo en procesión de las mochilas en las que se escondían!! Todos caldos de la comarca, eso sí, como los de Jesús de Morcuera que dice que este año no ha hecho vino porque todavía había que dar cuenta de las existencias del año pasado, los de Tomás traídos de sus tierras de Olmillos, los del tanchen, el barberillo, el perules, y hasta el tinto de viña vaina.
Ya se sabe que los placeres acostumbran a ser efímeros, así que tenemos que levantarnos y continuar por los sube y baja de la jornada, atravesando el Pedro tantas veces como resultan necesarias. En una de estas divisamos perfectamente a lontananza cinco corzos que nos observan, se mueven, se paran para estudiar nuestras intenciones… al final deciden desaparecer por el siguiente montículo.
Antes de adentrarnos en el monte, donde nos recibe otro par de corzos, y alguna que otra perdiz alza su vuelo, hemos tenido otro par de culetazos, quien sabe si fruto del ritmo impuesto por nuestro guía, si por las lomas que ha causado el Pedro, o si ha sido simplemente el entusiasmo generado por el morapio del almuerzo. Lo importante es que nada grave se ha derivado de estos percances.
Alberto, con su gran conocimiento de la semántica, al mismo tiempo que nos azuza la marcha, nos explica con meridiana claridad la diferencia entre Desgracia y Catástrofe: Si te encuentras con tu pareja a bordo de un velero o a la orilla rocosa del mar, y una mala ola se la lleva… ¿existe mayor Desgracia?... pero si al cabo de unas cuantas más embestidas la mar brava te la devuelve… ¿no eso es una verdadera Catástrofe?
Así que continuamos la marcha en busca del despoblado de Santui, Santuy o Santuid, que de todas estas formas se ha denominado el paraje donde, protegido por una de las laderas del Pedro y al pie de una fuente que brota natural, parece que antaño hubo un monasterio.
Confirmamos tanto el deterioro del lugar como la todavía existencia de restos de los frutales que debió tener en su día en abundancia. No hemos encontrado, sin embargo, la prueba de la plantación de marihuana, que se comenta por la zona y que ha dado cierta popularidad a este curioso rincón comarcal.
Y ya con esta imagen de Santui atacamos el último tramo de la jornada hasta llegar a Piquera. Allí nos espera la cerveza reparadora del bar social donde degustaremos el tradicional plato sanbures: huevos con chorizo, extraordinariamente preparados por nuestro equipo de cocina bajo la dirección de Pili y Elvira.
Y por si ello fuera poco hoy, Anibal, que celebra su reciente jubilación laboral no sólo promete acudir a las citas sanbures, ahora que sus obligaciones ya se lo permiten, sino que nos sorprende con unos bombones para deleitarnos este singular acontecimiento.
Durante la degustación, algunos añoran ya la ducha que les espera al llegar a casa que alivie las magulladuras ocasionadas, otros más afortunados sueñan hasta con un masaje reparador tras la jornada por el Pedro, incluso hay quien en su ensoñación no descarta un final… feliz.
Pero la felicidad de haber completado otra andanza senderista ya forma parte del recuerdo con el que regresamos al autobús y que nos devuelve a la realidad habitual.
Eduardo Bas.
26Nov2017
- el miércoles día de la Constitución, interesante ruta por el sur de la provincia, desde Arenillas a Barahona siguiendo el G.R.86. ¡Aún hay tiempo de apuntarse! Reserva tu plaza ingresando 10 € en concepto de “BRUJAS”, antes del martes 5 de diciembre, en nuestra cuenta de Caja España-Duero.
- Y para todos aquellos interesados en federarse, hay plazo para hacerlo antes del día 15 de diciembre, simplemente ingresando la cantidad que corresponda a la modalidad elegida en nuestra habitual cuenta de caja España-Duero. Se ruega hacer el trámite lo antes posible para agilizar la gestión. También es de gran ayuda facilitar el nombre + tarjeta elegida + complementos en el concepto al hacer la transferencia (Ej: tu nombre + tarj B + BTT).
- Las modalidades y precios de 2018 están en la web de la Federacion de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León.
¡Vaya par de crónicas de la actividad... para disfrutar con la buena literatura, si señor!!!
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