Volvemos a pisar la nieve, con una ruta circular de 10 kilómetros con principio y fin en el puerto de Santa Inés. Nos adentramos en el pinar de Santa Inés y Verdugal en busca de la Laguna Verde, a los pies del pico Castillo de Vinuesa.
Escasa participación en la última aventura invernal, parece que las gripes y virus estomacales hacen estragos en estas fechas. Tan solo somos 8 los que nos animamos el domingo de buena mañana. Como la vez anterior en Neila nos desplazamos en 2 coches particulares hasta el punto de nieve de Santa Inés.
A las 9h30m llegamos al puerto de Santa Inés, donde encontramos ya a bastante gente preparandose para disfrutar de un día de sol y nieve. Tras un poco de lío con el aparcamiento, nos equipamos para una jornada de montaña invernal y comenzamos a andar. Saliendo del aparcamiento cruzamos la carretera y tomamos una pista a la derecha de la zona de esquí. La pista se transita cómodamente, a pesar de la abundante nieve.
Pero al rato la pista termina abruptamente, y hay que continuar monte a través, donde la capa de nieve es bastante espesa y dificulta el paso; algunos deciden calzarse las raquetas para avanzar con menos esfuerzo. Continuamos moviéndonos en dirección sur-este. Salimos a un ancho cortafuegos donde aprovechamos para consultar el mapa y situarnos. Es fácil perder el rumbo con solo pinso y nieve a la vista, sin apenas referencias. Nos adentramos de nuevo en el pinar. El avance sigue siendo dificultoso. Alrededor de los troncos de los pinos y de las rocas se forman huecos en la nieve, en ocasiones bastante profundos. Es fácil, aún estando atentos, caer en las trampas, de las que cuesta un buen esfuerzo salir.
Tras un momento de indecisión, consultamos de nuevo el mapa y el gps, donde a pesar de no aparecer la localización de la laguna, intuimos su presencia en unas curvas de nivel cerca del Castillo de Vinuesa. Seguimos caminando entre pinos y el grupo queda dividido en dos; por fin los de cabeza dan con el paraje, en una pequeña depresión hacia donde corre algún riachuelo y se adivina el lecho de la laguna. Momento esperado también para almorzar.
Tras el descanso continuamos rumbo noreste hacía las murallas rocosas del Castillo de Vinuesa. Es una subida exigente aunque corta hasta alcanzar el pie de las paredes de roca. Desde aquí se sigue en dirección norte, zigzagueando entre grandes bloques de roca y pinos, siempre en ligero ascenso pero sin mayor dificultad, hasta alcanzar la cuerda de la sierra dejando a nuestra espalda el Castillo de Vinuesa, en la cota de los 1950-2000m.
En una zona despejada, descubrimos con asombro alzando la vista al noreste, la línea de los Pirineos en el horizonte.
El resto del la ruta discurre monótona hacia el norte, siguiendo la cuerda montañosa que une el pico Castillo de Vinuesa con el pico Buey, con pocos cambios de nivel. Al rato el camino gira rumbo noroeste y alcanzamos la Laguna del Buey. Desde ahí en unos minutos llegamos en suave pendiente al cilindro de granito que marca la posición del pico homónimo. Unas pocas fotos y continuamos bajando rápidamente por la ladera oeste de la montaña para enlazar minutos después con la pista de esquí.
Bajamos por el borde de la pista de esquí, viendo pasar fugazmente a los esquiadores y demás fauna en sus monturas. Enseguida llegamos al complejo-restaurante del punto de nieve y al aparcamiento, final de nuestra ruta (14:40h). Como siempre tras quitarnos las botas y el sudor, nos damos el homenaje con unas hidratantes cervezas y una estupenda comida en el restaurante de Santa Inés.
Al final han sido poco más de 10km en 5 horas, contando las obligatorias paradas. En Sanbur ya no volveremos la nieve hasta el invierno que viene, aunque es posible que volvamos a pisarla este verano, en las altas cumbres de los Pirineos.
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