Un poco más tarde de lo habitual, retraso motivado por diversos compromisos, este pasado domingo hemos celebrado la octava ruta llamada ovochorizada. Comenzando en San Esteban de Gormaz, hemos pasado por Atauta y su zona de bodegas hasta el pico del Cuerno y de ahí hasta Peñalba de San Esteban tras cruzar el puente sobre el río Pedro. El final ha sido el habitual en estos casos. Una estupenda comida de convivencia y hermanamiento con la gente de Peñalba.
Aunque en virtud de los hechos es más preciso hablar de una seto-ovochorizada.
Empecemos con los fríos datos de la ruta: bueno, no tan fríos, pues la temperatura fue más que buena para un domingo de finales de Noviembre. El día amenazaba lluvia pero la amenaza se quedó solo en eso. Como decimos habitualmente: una jornada ideal para la práctica del senderismo. Como contraste, el sábado fue un día muy lluvioso y el lunes posterior muy desapacible con fuertes rachas de viento del norte. Cuando tenemos esta fortuna en lo meteorológico, solemos bromear diciendo que hemos contratado buen tiempo para la marcha.
41 caminantes terminamos la ruta primero y los platos de huevos con chorizo después. Salimos a las 9 de la mañana desde la estación de autobuses de San Esteban. A las 10:20h aproximadamente paramos a almorzar en la ciudad de la alegría, junto a las bodegas de Atauta (unos 30 minutos) y a la 1 de la tarde llegamos a Peñalba. Recorrimos unos 16 kilómetros más o menos. Destaco como anécdota la gran cantidad de setas de cardo que íbamos encontrando y recogiendo por el camino y que nuestros generosos cocineros tuvieron a bien preparar junto con el resto de viandas.
Y ahora permítaseme la licencia de no ser yo esta vez quien cuente esta historia, pues voy a incluir dos oportunos textos que explican cómo transcurrió la jornada.
Empiezo con la nota informativa o teletipo de Vidal, que es un eficaz resumen del día.
Sensacional celebración de nuestra VIII OVOCHORIZADA.
Este año 2014 en Peñalba de San Esteban.
Simpático guiño de unión con nuestros pueblos pedáneos; no solo con una ruta de senderismo a través de un camino o senda con nuestro programa "conoce tus lindes"... ¡¡¡no!!! los lazos de unión con nuestros pueblos pretenden ir mucho más alla y cada año lo demostramos con este día de convivencia y celebración... ayer Peñalba puso el listón muy alto ...
73 personas participan en la actividad.
Día excepcional, climatológicamente hablando, para la práctica de senderismo... quiza demasiado calor puesto que íbamos pertrechados contra inclemencias mucha más adversas... pero el día fue de ¡sol y buen tiempo!!!
Recorrido de algo menos de 20 km. desde SanEs por los parajes de El Tripero y El Cobo hasta Atauta donde almorzamos en la zona de bodegas (La Ciudad de la Alegria... declarada zona BIC). Continuamos por los parajes de La Mata y Valparaiso hasta el pico de El Cuerno (978 m.); a los pies del pico... visita de "la cueva de la zorra", gran oquedad aprovechada en ocasiones como majada de ovejas. Proseguimos por el paraje de La Quarta hasta llegar a Peñalba. A lo largo de la ruta fuimos recogiendo setas de cardo ¡¡¡menuda setada!!! que degustamos después de los tradicionales huevos con chorizo.
Y en Peñalba estalló la fiesta... primero una "foto de familia" en el pórtico de la iglesia románica, para después degustar un reconstituyente caldo calentito que los peñalbinos nos habían preparado pensando que llegaríamos ateridos de frío... pero la verdad que un caldito siempre viene bien al cuerpo después de una marcha. Visita de su popular "macro" bodega y a comer, en el salón municipal engalanado para la ocasión, los tradicionales manjares del día... esta vez acompañados con setas; todo ello regado con vino Rudeles. ¡Cachondeo y buen humor, que más se puede pedir!!! Otra para el recuerdo.
Aquí introduzco una pequeña reflexión, que no es mía por cierto pues surgió en una conversación durante la caminata (me estoy luciendo hoy). Está motivada por estos dos hechos en principio inconexos:
- La expedición veraniega ha sido con diferencia la menos exigente, física y mentalmente hablando, de todas cuantas hemos hecho. Esto desde una perspectiva montañera.
- Por primera vez, creo, en las rutas programadas por SanBur, el número de kilómetros andados en la realidad ha sido notablemente inferior al que ponía el programa.
De aquí la siguiente pregunta: ¿nos hacemos viejos los de SanBur y por ello nos estamos ablandando?
Tómese esta cuestión sin excesiva seriedad, pues esta planteada con animus iocandi.
Y como brillante colofón a esta entrada, transcribo ahora el relato de la jornada que ha trazado Eduardo Bas, que como se adivina tuvo parte en la aventura. Con su permiso, claro está. Supera por mucho cualquier texto que hubiera podido preparar el escritor habitual de este blog. Son palabras mayores, podemos asegurar.
VIII Ovochorizada. (2014). Diario de abordo.
Tras dos días de constante y machacona lluvia que han dejado en la comarca unos 40 litros, amanece San Esteban todavía goteando y una boina de niebla adorna el Castillo; buen presagio de cambios; aunque a alguno le invite a enroscarse en las sábanas y preferir la holganza a la bienandanza.
Una cuarentena larga de mochilas se dan citan en la estación de autobuses. Son las 9 de la última mañana de noviembre cuando se da el silbido de salida y se pone en marcha la cuadrilla, un pelotón que enseguida se estira y cruza el Duero -un Duero marrón, que baja sucio, consecuencia de las lluvias recibidas-, para elegir el camino que por el Tripero nos despide de San Esteban para adentrarnos en tierras de Atauta.
A la llegada, parada obligada en el balcón de Atauta en lo que seguramente es uno de los más hermosos miradores de la comarca, máxime en un día que ya de camino empezó a abrirse, hasta el extremo de hacer aparecer los primeros sudores; sudores que algunos han ido originando en el agacharse por el camino a por los pleurotus eryngii que se han cruzado a nuestro paso.
La espectacular vista desde esta terraza natural con las bodegas de Atauta en primer plano, y la lontananza del valle que desemboca en El Quartal y que los lugareños dicen “El hondo”, nos hace intuir que Peñalba no anda muy lejana. Pero, no es hora de precipitarse sino de dejar abierta la sensibilidad de cada uno y llenarse de la naturaleza que estos parajes nos ofrecen.
Y como la contemplación no es enemiga del sustento, nos bajamos hasta esas mismas bodegas para dar cuenta de las viandas que cada cual ha echado al macuto, y que hay quien riega con agua mientras que otros lo hacen ya con el vino de la ribera, que fomenta el palique. Así fue como nos enteramos que en Atauta deben ser partidarios de que “A grandes males, grandes remedios”, pues enseguida ante una dificultad te recomiendan dar una vuelta a la iglesia de San Pablo, colgada del risco de tal forma que si consigues darla y salir con vida seguro que minimizas el alcance de tus preocupaciones anteriores.
Tras el refrigerio sigue la marcha por el paraje de La Mata, coincidente con la Ruta del Vino recientemente diseñada. Cuando cogemos el desvío para Valparaiso… comprobamos el raro comportamiento de las liebres, pues la que nos sale, ha permanecido encamada mientras iba pasando el grupo de caminantes hasta que se decidió parar para esperar a los rezagados, momento en el cual, nuestra amiga, en precaución e ignorante de nuestras nobles intenciones, abandona su plácido reposo y se arranca en lo que es un precioso desfile en su huida. Privilegios del campo.
Ya en este Valparaiso, que recuerda a algunos al de Chile, donde por cierto se encuentra residiendo algún paisano cuyos progenitores se bajaron de Atauta a San Esteban; en este paraje –decía, descubrimos el segundo de los valles, tan bello como el anterior, el que esconde detrás de una loma a Piquera, a la que descubriremos más tarde, y en el que nos revelan la antigua existencia de un convento del que poco o nada se sabe y del que por tanto habrá que investigar: el Convento de San Juan, allá por donde los chopos, y que cuenta con una fuente que no se agota ni aún en los años de peor sequía.
Dejamos pues pendiente otra excursión con el doble recorrido de ir hasta los libros y hasta los caminos que nos puedan aportar algo de luz de este misterioso convento o monasterio en el fondo del valle, vallejo, más bien, pero no por ello dotado de menor encanto y belleza.
Y ahora toca abandonar el camino para ir al mascarón de proa de El Juncal. En el camino, por la mojonera de Peñalba y Atauta, la recolección de setas de cardo va, poco a poco, aumentando, pues ya hay hasta quien calcula que vamos tocando a una o dos por cabeza.
Pero el maravilloso espectáculo cuando se alcanza el borde y se asoma uno al horizonte es recompensa suficiente para el madrugón. Los dioses, sabiendo de nuestros sanos y bienintencionados propósitos, han hecho salir el sol y nos han despejado en lo posible el cuadro de nubes.
Y ahí están Las Comarcas, que desde el vértice geodésico nos muestran la meseta que acaba en Atauta, en donde estuvimos hace apenas un par de horas, y que nos ocultan San Esteban y Aldea, aunque no evitan que se recorte por encima, en el horizonte, la sierra de Hinodejo. Sin embargo, no pueden Las Comarcas con Soto, a quien dejan totalmente al descubierto, mientras que a nuestros pies se nos ofrece un Peñalba generoso, protegido tras sus montículos más conocidos: las Tetas de la Reina.
Un camino a Fuentecambrón o a Miño, y a la izquierda Piquera. En medio el río Pedro o Perico, a cuyos pies queremos adivinar Santui con su ermita de la Virgen del Val, y otra vez el Valle que desde el convento de San Juan viene hasta Peñalba y que nos muestra la vertiente de Piquera.
A nuestra espalda se yergue altiva la silueta del Castillo, imperioso y altanero, de Gormaz. No en vano llegó a ser el castillo de mayor perímetro de la Europa de su época, y dejó por estas tierras una milenaria sentencia que no se nos olvidará fácilmente:
Vinieron los sarracenos
y nos molieron a palos,
que Dios ayuda a los malos,
cuando son más que los buenos.
Subirse a la roca desde la que inmortalizamos el momento para dejar constancia de esta Ovochorizada, puede recordar perfectamente, y aún a riesgo de parecer cursi, la escena de El Titanic, en la que con los brazos abiertos y en cruz, uno abra su alma de par en par para llenarse del mar de Castilla.
Nuestro guía nos devuelve a la realidad, y nos lleva, bajo la roca en la que estamos, a una cueva donde dice que su padre llegó a meter 100 ovejas en día de tormenta y de frío. Pero, a pesar de su significado, de la dureza de las vidas de las gentes que tuvieron que subir a este sitio de complicado acceso para guarecerse de las inclemencias; a pesar de que este hecho debería dar más de sí, uno sigue hoy con la imagen del barco castellano grabada en su retina, y promete, se promete, volver con su novia para sentir con ella Castilla, para seguirse amando y seguir amando estas tierras.
Toca ya bajar a Peñalba, no sin antes completar la recogida de setas, pues en una finca, arada no ha mucho, cobramos los más grandes ejemplares de la jornada.
En Peñalba, tras cruzar un pletórico río Perico, crecido por las últimas lluvias, nos reciben con los brazos abiertos, con un caldo que nos habían preparado por si el día se torcía; afortunadamente no fue el caso, pero el caldo nos sabe a gloria. Mesas, sitio… todo preparado, todo acogedor, incluyendo la visita a una de las bodegas más peculiares de la comarca, con pozo propio, que horada el pueblo para dar cabida a sus grandes cubas, y que todavía dispone, aunque obstruido, del acceso a la casa de sus antiguos propietarios.
Ovochorizada de éxito gracias, no sólo a la organización sino también al equipo MasterChef de SanBur, y si no que se lo pregunten a los que necesitaron hasta cinco huevos para llenar la andorga! Tampoco faltó el vino, esta vez de Rudeles, y cómo ya se sabe que “rara vez en Castilla el vino quita la razón a quien la tiene” no me queda más remedio que decir:
Gracias Peñalba,
la VIII ovochorizada,
una gozada.
Eduardo Bas.
30Nov.2014
Un último apunte: decir que la ovochorizada de 2015 tiene como candidato mejor posicionado al pueblo de Velilla de San Esteban.
¡Si señor... muy completo!
ResponderEliminarMagnífico día!
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