Toubkal y la cordillera del Atlas (II)

2. La desolación del muflón.

Segunda parte del resumen de nuestra expedición veraniega a Marruecos, donde recorrimos la cordillera del alto Atlas e hicimos cumbre en el pico Toubkal (4167msnm).

Lunes 4: etapa segunda. La cascada de Ighoulidem, tomando altura.
De Tizi Oussem al collado de Tizi n'Tzikert.

Segundo día en el atlas. El toque de diana es a las 8 de la mañana, y tras desayunar y recoger el campamento, nos acercamos al cercano poblado de Tizi Oussem y remontamos hasta su parte alta, desde donde divisamos bien el valle. En primer plano se ven las terrazas de huertos y zonas con frutales. Aquí se aprovecha el terreno fértil al máximo. Continuamos valle arriba, siempre subiendo y en dirección sur.

Vista desde el poblado de Tizi Oussem.

Poco después de las 10:30h hacemos la primera parada, aprovechando un puesto local, donde nos ofrecen unos zumos de naranja que bebemos con deleite (de lo mejor de la ruta sin duda). Nos demoramos una media hora, a la sombra de una gran sabina, pues el día es muy caluroso. 11:15h.

Una parada para refrescarnos.

Llegamos a una zona más llana, donde hay un conjunto de corrales de cabras, llamados corrales de Tamsoult. Un poco más lejos destaca solitario el refugio de Azib Tamsoult. Dejamos atrás los corrales y el refugio y seguimos por el valle de Azzadene arriba.

Cerca de los corrales de Tamsoult, con el refugio destacando al fondo.

Justo al mediodía nos detenemos en la espectacular cascada de Ighouliden. Allí paramos y nos refrescamos un buen rato. 45 minutos despues deshacemos el camino andado. Volvemos otra vez a los corrales de Tamsoult, deshechando la opción de subir al refugio de Tazarhart, más allá de la cascada, por el fuerte viento.

La cascada de Ighouliden, con una caída de agua de 50m.

A las 13:15h ya estamos de nuevo a la altura del refugio. El resto del equipo nos ha buscado acomodo para comer y descansar bajo una gran sabina. Las mulas pastan tranquilas cerca de nosotros. El día es de bochorno. Tras comer y sestear un rato, poco antes de las 4, de mala gana nos preparamos de nuevo para continuar caminando.

Debajo de la gran sabina.

Seguimos valle arriba, pero ahora en dirección este, hacia el collado de Tizi n'Tzikert. Una hora despues, cerca del collado, llegamos hasta una pequeña esplanada donde discurre un minúsculo arroyuelo y donde ya está montado el campamento. Cuatro de nosotros decidimos subir hasta el collado atraídos por las vistas del valle de Imlil al otro lado. Una vez allí, al norte distinguimos los pueblos de Imlil y Aremdt, al sur buscamos la cumbre del Toubkal, pero está tapada por las estribaciones más cercanas.

Aremdt e Imlil, desde el collado de Tizi n'Tzikert.

Bajamos al trote hasta el campamento, buscando refrescarnos y descansar como ya han hecho el resto. Antes de la cena disfrutamos una maravillosa puesta de sol con la silueta de las montañas cercanas recortándose al fondo.

Martes 5: etapa tercera. 96 curvas y 14 crepes.
Del collado de Tizi Azib n'Tzikert al refugio del Toubkal.

A las 8:30h del martes estamos dispuestos para afrontar con ánimo nuestra tercera etapa. En el desayuno de hoy devoramos una generosa ración de crepes, había que hacer acopio de energías sin duda. El día amanece espléndido y soleado como los anteriores, aunque en esas primeras horas caminamos a la umbría.

Tras una hora y media sin incidentes llegamos a la base del canchal de Tiguinuria, paso obligado para alcanzar el collado de Tizi n’Aguelzim, desde donde accederemos a la parte alta del valle de Imlil. Ahí nos pasan de nuevo el grupo de muleros y mulas, y el cocinero que avanza en cabeza a grandes trancos. Hacemos un breve descanso para hidratarnos. Brahim nos informa a modo de curiosidad que la senda que remonta el empinado canchal tiene 96 curvas. Para hacer esta menos penosa inventamos un juego a la vez que contamos las curvas. Al rato como es previsible perdimos la cuenta.

El interminable canchal de Tiguinuria.

Y 96 giros y millones de piedras más arriba, a las 11:30h más a menos llegamos a la parte alta del canchal. Tras un paso entre grandes rocas seguimos otra senda y unos minutos despues alcanzamos el collado de Tizi n’Aguelzim y sus 3540m. Se dice pronto pero pocas montañas en España llegan a esa altitud.

11:50h. Parada larga para admirar el valle de Imlil al otro lado, las vistas son excelentes y por primera vez vemos a lo lejos el Toubkal. Un "aguador" lugareño, que ya encontramos al comienzo del día, nos ofrece sus bebidas frescas por unos pocos dirhams (el precio sube con la altura, claro). Hicimos la foto de grupo y a las 12:40h continuamos por una senda bien marcada que bajaba zigzagueando hacia el valle de Imlil.

En el collado de Tizi n’Aguelzim

13:45h. Tras una hora larga de bajada sin dificultades, nos incorporamos ahora al camino principal que recorre el valle, en dirección a los refugios del Toubkal y les Moufflons.

Tras otra hora de camino llegamos a nuestros campamento, que esta vez estaba instalado junto a otros en las inmediaciones de los refugios. La zona tiene mucha actividad.

Nos llevamos una pequeña decepción al encontrar el lugar algo sucio y descuidado, sobre todo en las zonas más concurridas.

Algo más abajo de nuestras tiendas corría un arrollo y unas grandes piedras remansaban el agua en una poza donde, como no, aprovechamos para refrescamos. Como la tarde era larga subimos a los refugios a catar el ambiente montañero (y a echar un café y una partida de cartas, por supuesto).

Junto a la entrada del refugio Toubkal.

El primer refugio al que se accede desde el camino es el de Les Mouflons y es privado. Estaba bastante vacío cuando nos acercamos a verlo. Es un refugio impecable tanto por dontre como por fuera, al menos es la impresión que nos dio. Un poco más arriba, el refugio Louis Neltner o Toubkal (3207msnm) es mayor aunque más antiguo; está lleno de montañeros, guias y muleros de toda condición y procedencia. Dispone de comedor, cocina-restaurante donde sirven bebidas a cualquier hora (no alcoholicas) y un salón con chimenea para el descanso del montañero.

A la vuelta de los refugios, aún nos dio tiempo para acompañar a nuestro cocinero en su Jaima mientras terminaba los preparativos de la cena. Tuvimos una charla animada y enriquecedora con nuestros anfitriones. Afortunadamente Brahim nos hizo de intérprete.

Miércoles 6: etapa cuarta. Ataque al Jbel Toubkal.

Llegó por fin el día D. El principal motivo por el que fuimos al atlas, alcanzar los 4167m del Jbel Toubkal. Para ello hay que superar un desnivel de 1000 metros desde el campamento. Madrugamos más que los días anteriores, a las 7 y 10 de la mañana estábamos ya preparados para empezar la ascensión.

Brahim eligió subir por la ruta clásica, que parte de detrás del refugio y llega hasta el collado de Tizi n'Toubkal. La subida es exigente y por terreno variado, con fuertes pendientes al principio y grandes bloques de piedra. En verano con buen clima no ofrece dificultades extra, en invierno imagino que es bien diferente. Luego viene un terreno de piedra suelta y gravilla fina, bastante resbaladizo, y que sufrimos más en el descenso.

La subida fue lenta y con frecuentes descansos. No obstante a las 9 y 35 minutos alcanzamos el collado de Tizi n'Toubkal y recibimos los primeros rayos del sol de la mañana. Hicimos un último descanso para admirar las vistas desde ese privilegiado punto y las 10 continuamos salvando el último repecho por la cuerda del Toubkal.

Coronamos a las 10:30h. La cima de la montaña es una inconfundible estructura metálica en forma de triángulo (se distingue bien desde la distancia). Había una multitud ahí arriba, el Toubkal es una montaña muy popular y relativamente asequible. Además el día, soleado y tranquilo, acompañaba.

Por fin, en la cima del Jbel Toubkal.

Permanecimos allí durante casi una hora, descansando, almorzando, haciendo alguna que otra foto y recreándonos con las vistas de la cordillera del Gran Atlas. A las 11:20h tocó bajar. Descendimos por la misma ruta; aquí desde el principio el grupo se separó y cada cual baja a su propio ritmo. La bajada no es muy técnica ni peligrosa, pero exige poner los cinco sentidos por la fuerte pendiente y el suelo resbalidizo en varios puntos. Los primeros llegaron a las 12:30h al campamento y el resto más tranquilos hasta 1 hora más tarde.

Meteorología: disfrutamos de un día soleado y sin nada de viento. Tuvimos algo de frío típico de las primeras horas de la mañana a la salida. En combre la temperatura era de 17ºC y sin viento.

El resto del día lo dedicamos a descansar, tomar el té, darnos un baño en el río y hacer nuevamente una visita el refugio.

A media tarde Brahim nos tenía preparado algo interesante. Nos convocó a todos en la Jaima. Una vez todos allí explicó con detalle la ceremonia de preparación del té; se prepara con hojas de té verde (en forma de bolas, la variedad gunpowder creo) hierbabuena fresca y abundante azucar, que se trocea de unos curiosos bloques en forma de cono. Todo en una tetera metálica donde previamente se pone agua a hervir. El té se sirve escanciándolo, formando una pequeña capa de espuma en la superfície, para oxigenarlo y que tenga más sabor. Se toma además muy caliente, aun a pesar de las altas temperaturas, porque al parecer de este modo se regula mejor la temperatura corporal. Los primeros vasos tienen un sabor amargo. En las siguientes tomas, el té sabe más dulce.

Tras el té, se nos unió el resto de la expedición, cocinero y muleros, para ejecutar un curioso intercambio musical. Nuestros anfitriones comenzaron a cantar canciones y poemas tradicionales bereberes, que escuchamos con sorpresa y curiosidad. Animados, enseguida les acompañamos en sus cánticos y bailes; luego les tocó a ellos escuchar y participar de los nuestros. Hay que destacar aquí los interminables conocimientos musicales de nuestro compañero Jesús de Blas.

Magnífica forma de terminar la jornada sin duda. La programación de la aventura hasta el momento nos pareció impecable.