Toubkal y la cordillera del Atlas (I)

Resumen de nuestra expedición veraniega a Marruecos, donde visitamos la ciudad imperial de Marrakech, recorrimos la cordillera del alto Atlas e hicimos cumbre en el pico Toubkal (4167msnm).

del 2 al 9 de agosto de 2014

Este es el (tardío, aunque un poco a propósito) reportaje de la tradicional expedición veraniega del grupo montañero Sanbur. Para los que desconocen nuestra costumbre, suele ser la aventura más larga y ambiciosa del año, y por conveniencia la hacemos los primeros días del mes de Agosto. Esta ha sido nuestra segunda salida al extranjero. Hemos coronado el cuarto "cuatromil" de nuestra historia, y el pico más alto hasta ahora, el Jbel Toubkal con 4167 metros de altitud.

Por primera vez hemos saboreado un trekking "asistido", esto es, sin las pesadas mochilas a cuestas como años atrás; la organización (la historia la organiza viajes Sanga, a traveś de la compañía francesa Huwans) se encargó de lo más "pesado", transportando víveres, tiendas para pernoctar y nuestros propios enseres. Nosotros nos movíamos siempre con una ligera mochila de ataque.

Como es un relato extenso, acompañado de numerosas fotografías, lo he dividido en tres partes para una lectura más cómoda. Así conseguimos darle más suspense, como en la adaptación al cine del Hobbit, pero sin enanos ni dragones.

También he demorado a posta su publicación casi tres meses; me parecía apropiado pues ahora son fechas más tranquilas que invitan más a la lectura y al recuerdo. Me he apoyado en las notas que iba tomando durante la expedición.

En la cima del Jbel Toubkal. 6 de agosto de 2014.

A continuación la primera parte del relato.

1. Un viaje largamente esperado.

Sábado 2: salimos de San Esteban y volamos desde Barajas a Marrakech.

Salimos de San Esteban las 8:30h con puntualidad y el minibus nos llevó sin contratiempos hasta la terminal 1 del aeropuerto de Barajas; tomamos el vuelo destino a Marrakech, llegando a la hora prevista en el programa.

Nos tocó esperar algo más para entrar en Marruecos, por los tediosos controles aduaneros en el aeropuerto de Menara-Marrakech. A la salida del control nos estaba esperando nuestro guía, Brahim. Recogimos nuestras mochilas y salimos al exterior; al instante notamos el "golpe" de calor del clima árido de la ciudad. Un microbus nos condujo a nuestro alojamiento, el hotel Oudaya, un alojamiento agradable, tranquilo y bien situado cerca del centro, en Gueliz la ciudad nueva de Marrakech.

Después de esperar un rato (en Marruecos parece que gustan en demorarse con los trámites administrativos), a las 2 de la tarde no instalabamos en las habitaciones asignadas y aún nos dió tiempo a estrenar la piscina del hotel antes de salir a buscar un restaurante donde comer. Tras una búsqueda un tanto accidentada (aquí todos se acordarán del hotel Renaissance) comimos en un restaurante de las cercanías (Café Gran Atlas, esquina entre el Boulevard Mohamed V y el Boulevard Zerktouni).

La tarde la dedicamos a hacer turismo por la ciudad, algunos de nosotros con la excitación típica al ser la primera vez que estábamos en Marrakech (y en Africa incluso), una de las 4 ciudades imperiales de Marruecos.

Recorrimos a pie la distancia hasta el centro histórico. Aquí sufrimos nuestro primer contratiempo (o segundo según se mire) al fiarnos de las indicaciones de un caza-turistas, que nos invitó a visitar la casa Bereber; siguiendo sus indicaciones nos perdimos entre la maraña de calles de la medina, de la cual nos costó salir un buen rato.

Callejeando salimos por la avenida de Mohamed V justo enfrente de la mezquita de la Kutubía, que nos quedamos admirando un rato. Por suerte llegamos a la hora propicia a la plaza de Jemaa el Fna, el atardecer. Nos empapamos del gran bullicio de la plaza caminando (y fotografiando) sin rumbo entre los mil espectaculos que se ofrecen a los visitantes.

Al caer la noche cenamos en una de los típicos cafés-terraza (café-snack Toubkal) de la plaza donde casi todos probamos el Tajín, uno de los platos típicos de la región. No nos demoramos en exceso y volvimos pronto al hotel a descansar (de nuevo caminando), ya que la jornada siguiente comenzaba nuestra aventura en el atlas.

Domingo 3: etapa primera. De Imi Ourhlad a Tizi Oussem.

Aproximádamente 12km, 5 horas y 15 minutos con paradas.

Dejamos el hotel cerca de las 9 de la mañana; varios jeeps nos estaban esperando afuera, cargamos las bolsas y mochilas, montamos y pusimos rumbo sur, hacía el atlas. Cerca de una hora después paramos en el pueblo de Asni donde nos aprovisionamos de agua. El viaje terminó pocos kilómetros mas allá en el poblado de Imi Ourhlad (1357m), donde conocimos al resto de nuestro grupo, el cocinero y la cuadrilla de muleros. Tras dejar nuestras pertenencias y feriar unos turbantes comenzamos a caminar tomando un sendero en dirección sur-oeste.

Dejamos a un lado un grupo de nogales a la salida del pueblo y avanzamos entre encinas rastrojeras y enebros, en contínua subida y a un ritmo llevadero pues el calor era muy intenso. Vimos varios rebaños de cabras durante el recorrido, principal actividad ganadera de la zona. Al rato nos adelantaron las mulas con sus enormes fardos, que iban a buen paso, a pesar de la carga que llevaban.

A las 12:20h alcanzamos el collado de Tizi ‘n Techt (2020m) lugar apropiado para hacer un descanso con avituallamiento, pues nos esperaba un vendedor lugareño con unas bebidas frescas. No fue fortuito este encuentro, pues los comerciantes locales viven del turismo de montaña; encontraríamos a multitud de vendedores, sobre todo de bebida, a lo largo del camino los días siguientes.

Volviendo al camino, el resto de la jornada avanzamos por una pista, siempre en dirección sur. Cerca de las 2 de la tarde nos adentramos en el verde valle de Azzadene, pasando por los poblados de Taddert (1800m), Agouinane (1790m), Aït Aissa, y Tahaliouine.

En este último paramos largo rato para comer y descansar al fresco, en el interior de una casa bereber. Tras descalzarnos y ponernos cómodos (siempre descalzos en la jaima o dentro de cada casa) llegó la ceremonia del té. El té bereber se prepara con hierbabuena fresca y bastante azucar. Nuestro guía Brahim lo servía escanciándolo en cada vaso con calculados movimientos. Es la bebida más popular en Marruecos y se toma varias veces al día, siempre como muestra de hospitalidad cuando hay invitados. En nuestro caso el té precedía a cada comida y sucedía a cada cena.

Y tras el té llegó la primera de las muy vistosas y más aun suculentas comidas (y cenas, antes del anochecer) que nos preparaba nuestro cocinero; apetitosas, nutritivas, originalmente presentadas y para nada pesadas, me quedo sin adjetivos para describirlas, una imagen tampoco les hace justicia, aunque sirve para hacerse una idea.

A las 16:30 reanudamos la marcha tomando la pista anterior. Llegamos al pueblo de Tizi Oussem (1800m) a las 17:30h, y lo dejamos a un lado para continuar valle arriba hasta un bosquecillo de nogales junto al río Assif n'Ouarhou, de impronunciable nombre, donde estaba ya estaba montado el campamento de la primera jornada (17:45h).

Como es costumbre localizamos una minúscula poza en la cual nos refrescamos, unos más que otros. El campamento consistía en 6 tiendas que ocupábamos nosotros por parejas, y 2 jaimas. La más grande para cenas y desayunos, y donde tomábamos el Té siempre después de cada jornada. Otra más pequeña era para la cocina y los muleros.

Y bajo los nogales y con el murmullo de las agitadas aguas del río cercano, pasamos nuestra primera noche en la cordillera del atlas. En los dos próximos textos seguiré contando el resto de nuestra aventura por estas espectaculares montañas en tierras Bereberes.