En el Camino de Santiago Aragonés, desde Castiello de Jaca hasta Sanguesa *.
* La salida estaba pensada desde Vilanúa, pero se cambió a última hora por Castiello de Jaca debido a los destrozos provocados por las riadas de la semana anterior.
- Quiénes fuimos: Vidal, Ana, Marina, Pilar, Esther, Aurora, Elvira, Aníbal, Isabel, Sergio, Jose María, Agustín y David.
- Cuánto pateamos: 77.3km.
- Nº total de ampollas en los sufridos pies de los caminantes: 7 en el pie izquierdo, 9 en el derecho.
Pues aquí está, por fin, la crónica de nuestra peregrinación en el Camino de Santiago allá por tierras aragonesas: 4 días intensos en la Jacetania llenos de anécdotas, risas, buenos ratos y alguna que otra ampolla.
Aviso, tocho absolutamente kilométrico. Aconsejo mucha paciencia y si acaso de un asiento cómodo y una buena taza de té antes de iniciar la lectura.
Jueves día 1, de Castiello de Jaca a Jaca (9.07km).
El grupo partió como de costumbre desde San Esteban, y como de costumbre también cuando de un viaje largo se trata, con madrugón incluído (que un servidor evitó pues me recogieron en Soria 1 hora más tarde). El viaje fue en mini-bus y a los mandos estuvo David, que nos llevó nos sirvió de apoyo todo el camino y nos trajo de vuelta.
El primer día lo dividimos en, digamos, 2 partes: la mañana la dedicamos a las ineludibles y siempre interesantes visitas culturales y la tarde a empezar el camino propiamente dicho y visitar Jaca.
A eso de las 10:30h llegamos al Real Monasterio de San Juan de la Peña, al pie de la enorme roca que le da nombre, erigido por Sancho el Mayor para la orden benedictina y origen nada menos que del Reino de Aragón. Nuestra guía nos esperaba a las puertas de este, y una vez en su interior nos llevó por las distintas estancias: la sala de concilios, la iglesia prerrománica, la masadería con su horno, el panteón de nobles, la iglesia superior románica, con una replica del santo grial (el considerado verdadero está en la catedral de Valencia), la capilla gótica de San Victorián con su magnifica portada y por supuesto el conocido claustro románico.
A la 1 del mediodía, carretera arriba subimos al Monasterio Nuevo (barroco), donde hicimos tiempo hasta la hora de comer viendo el centro de interpretación del Reino de Aragón, donde hay multitud de pantallas, fotografías y maquetas que explican sus origenes. Comimos en la hospedería del monasterio: bien aunque no nada memorable y tras acabar volvimos sin demora al autobus para continuar con nuestro programa. Hicimos parada en Santa Cruz de Serós, donde visitamos muy brevemente la iglesia de Sta. María.
Era hora de caminar. Aquí hubo un cambio de planes que fue meditado un rato antes en el autobus: Las riadas provocadas por las intensas lluvias días atrás habían dejado el camino intransitable en algunos tramos, por lo que descartamos la salida desde Vilanúa y nos dispusimos a buscar un lugar de inicio más adecuado. Tras algún titubeo paramos en Castiello de Jaca unos pocos kilómetros más al sur. En palabras del capitán: "calamidades las justas".
Chubasquero, mochila, cámara de fotos y a eso de las 3 y media comenzamos a andar. Salimos de Castiello siguiendo los hitos del camino dirección sur, a lo largo de la cuenca del río Aragón. Hicimos algunos tramos con algo de dificultad por las mencionadas riadas. Caminamos al rato siguiendo la vía del tren. Después la ruta transitaba paralela a la nacional 330. Se puso entonces a llover de manera suave pero insistente.
Quedaban pocos kilómetros para llegar a Jaca cuando nos encontramos con Maria José y Sergio, no por casualidad pues ellos son montañeros de Sanbur y oriundos de Jaca: se unieron a nosotros para hacer un tramo del camino y ejercer luego de 'cicerones' enseñándonos su ciudad. Y a eso de las 5 de la tarde llegamos a Jaca, final de la primera etapa.
Y como teníamos media tarde por delante dimos un paseo tranquilo rodeando la imponente ciudadela. Para el que no lo sepa es una fortaleza de planta pentagonal construída en época de Felipe II. A nuestro compañero Víctor le gustará recordar -seguro que conoce este dato- que nos la arrebataron los franceses durante la guerra de Independencia allá por el siglo XVII, para volver a reconquistarla 6 años después. Tras la vuelta, nos quedamos un momento en la entrada con intención de entrar pero decidimos dirigimos al centro de la ciudad para hacer una rápida visita a la Catedral de San Pedro de estilo románico.
Vista la catedral, nos tocaba ahora buscar el alojamiento donde nos tocaba dormir aquella noche: casa Mamré; nos costó un poco encontrarlo pero una vez allí nos instalamos rápidamente. Aún nos quedaba tiempo para explorar la zona de bares y tomar unas cañas antes de cenar. Unas rondas después y de vuelta al albergue disfrutamos de una más que estupenda cena. El albergue es sobrio y sus instalaciones son sencillas pero es sobre todo un sitio acogedor y el trato que recibimos fue en todo momento exquisito. Lo que uno espera de un albergue de peregrinos. Tras la cena unos pocos aun nos aventuramos a hacer un breve reconocimiento de la noche jacetana. Al día siguiente tocaba madrugar.
Viernes día 2, de Jaca a Berdún (36.10km).
Era un poco antes de las 8 de la mañana cuando salimos de casa Mamré y cargamos nuestros bultos en el minibus. La intención era llevar solo lo imprescindible en la mochila: agua, ropa de abrigo, chubasquero y almuerzo. El día amanecía nublado pero no amenazaba lluvia.
Empezamos a andar desde la estación de autobuses, y pasamos al lado de la Catedral; avanzamos por la calle de Zocotín con el Ayuntamiento a la derecha; poco después dejamos a un lado la estatua de Ramiro I y pasamos bajo la torre del Reloj, de estilo gótico; pocos minutos más tarde salíamos de Jaca por la nacional 240, en camino paralelo al curso del río Aragón.
El camino discurría en la misma dirección que la carretera pero cruzando esta en numerosas ocasiones con el consiguiente peligro. Al rato la senda empezó a zigzaguear y a subir por una pendiente empedrada y bastante exigente. Tras la subida y el sofocón, a las 10 y media hicimos un alto par almorzar. Continuamos nuestro camino siempre hacia arriba y a las 11h llegamos a los altos de la canal Berdún, donde hay un mirador con unas vistas hacia valle. Desde ahí divisamos el pueblo de Santa Cilia que habríamos de pasar un rato después.
45 minutos más tarde ya estábamos en Santa Cilia. En la plaza del pueblo había una estatua en metal representando a un peregrino. Aprovechamos la ocasión para hacernos una foto. Llevábamos andados unos 15 kilómetros. Siguiente parada: Puente La Reina de Jaca.
La hora siguiente se hizo pesada y monótona pues íbamos andando por el mismo arcén de la carretera, con los coches pasando a toda velocidad muy cerca de nosotros. Afortunadamente más adelante el camino se adentraba en una zona arbolada; fue una sorpresa agradable encontramos de repente un 'bosque' de piedras apiladas a la manera de hitos : los peregrinos que pasaron antes por allí habían iniciado la curiosa costumbre de levantar hitos con las numerosas piedras que había por los alrededores, llegando a formar con el tiempo aquel bosque de montículos de piedra; cada uno de nosotros contribuimos con nuestras pequeñas construcciones claro está.
Y a la media hora llegamos al puente sobre el río Aragón que conducía a Puente La Reina (valga la redundancia). Era hora de buscar sitio para comer y tras buscar carretera adelante dimos con un bar donde devorar nuestros bocatas acompañados de unas cervezas fresquitas.
Y aquí es donde hay que hablar de una pequeña anécdota acompañada de polémica que ocurrió durante la comida. Para no herir susceptibilidades y evitar posibles represalias, contaré los hechos de una forma neutra y que el lector saque sus conclusiones. El bar que elegimos tenía, camino de los baños, una enorme chimenea donde aquél día ardía un fuego que ríete tu del interior del volcán Etna. Pues bien, durante la comida iniciamos una intrascendente conversación acerca de la decoración del local; y resultó que todas las mujeres allí presentes admitieron no percatarse de la existencia de dicha chimenea. Como podréis suponer esto tuvo como consecuencia una acalorada discusión que no llevó a ninguna parte. Alguien sugirió como explicación que las mujeres tienen una visión periférica limitada. Aunque buscando por la red sobre el tema parece ser que es justo lo contrario. Bueno, ahí queda el tema, una anécdota simple para pasar el rato.
Bueno, volvamos al camino. Salimos de Puente la Reina dirección Berdún siguiendo el GR-65.3 que discurría por la canal del mismo nombre ahora a la izquierda del río Aragón. Este tramo hasta el pueblo se nos hizo especialmente largo y duro; por una parte debido a los kilómetros que llevábamos acumulados en las piernas, y por otra por el hecho de estar viendo largo rato el pueblo a lo lejos y advertir que el camino no solo no se dirigía hacia él, si no que parecía incluso alejarse.
Pero como tarde o temprano todo llega, a las 6 menos cuarto entrabamos por fín en Berdún. Estábamos completamente derrotados por el esfuerzo: nada menos que 38km recorridos.
Nos alojamos en El rincón de Emilio, hotel familiar de ambiente acogedor. Está en una esquina de la plaza justo enfrente de la iglesia parriquial. Tras subir a nuestros aposentos, buscamos la ducha para quitarnos el polvo del camino; bajamos al rato al restaurante a 'hidratarnos' con unas rondas de cañas. Allí entablamos conversación con algunos lugareños; nuestro anfitrión Emilio nos habló de la ruta del día siguiente. Más tarde en el comedor de la primera planta devoramos con ganas -después de la paliza del día- una sustanciosa cena.
Sábado día 3, de Berdún al Monasterio de Leyre (16.81km + 3.65km).
Salida de Berdún: a las 8h 5min del día siguiente, tras un generoso desayuno, dejamos el Rincón de Emilio y tras unos minutos recorriendo las calles del pueblo a las 8h 20min salimos en bus, en otra salida neutralizada, para coger la N-240 hasta el km. 139 donde comenzamos a caminar (8h 45min).
El comienzo del día fue un poco accidentado, anduvimos un poco desorientados por varias pistas pasando por una zona de obras de la autopista del Pirineo. Pero a las 9h y 40min llegamos al pueblo de Asso-Veral donde paramos un momento para debatir la dirección a seguir.
La senda se adentraba por bosques de carrascas, zonas despejadas con tierras de labranza y pequeños barrancos de 'margas', afloraciones de tierra grisacea de formas redondeadas y sin apenas vegetación.
A las 10h 50min llegamos al poblado abandonado de Miramont. 11h30min Otro pequeño despiste con la ruta al seguir una pista equivocada a la altura de unas cabañas en ruinas. Ya se veía desde lejos el pantano de Yesa. Nuevamente el camino se adentraba por un tupido bosque de Carrascas, hasta que salimos a una zona bastante extensa de margas que finalizaba en un barranco por el que bajamos. Al fondo se veía el pueblo de Sigüés.
12h 50min. Entramos en Sigüés donde nos esperaba David con el mini-bus. Era hora de pensar en comer y lo suyo era encontrar un bar. Un amable sigüesino nos recomendó el bar Pajares. Allí nos comimos los bocatas que nos preparó Emilio de Berdún acompañados de unas raciones variadas. El toque exótico lo puso de un loro que al entrar estaba aun poco apático, pero luego echaba una mano al dueño a escanciar cañas. O al menos ahí estaba agarrado al grifo de tirar cervezas.
A las 2 y media terminamos de comer, nos despedimos del loro y su dueño, dejamos a Davids seguir con el mini-bus y salimos de Sigüés por el puente de piedra sobre el río Esca.
Tras un tramo escarpado, nos movimos por una pista ancha rodeados de extensos sabinares. Descendimos por otro barranco de margas -bastante empinado-.
A las 4 menos cuarto salimos de nuevo a la carretera N-240 y llegamos al pueblo abandonado de Escó, el cual vimos desde lejos, íbamos un poco justos de tiempo. Volvimos al bus porque tocaba otra neutralización. En el km 51 de la carretera, en una zona de aparcamiento reanudamos el camino con la subida a Leyre (16h). De nuevo nos tocó recorrer una pista de acceso a las obras de la autopista. Luego nos desviamos por un camino que nos introducía en un bosque cerrado de hayas y robles. Aquí de nuevo nos despistamos un tanto hasta dar con la carretera que subía al monasterio.
Pero a las 5 y diez ya habíamos llegado todos al monasterio de Leyre. Sin pausa buscamos nuestro autobus y subimos a instalarnos en nuestras habitaciones de la hospedería, pues a las 6 y 20min teníamos visita guiada al monasterio: recorrimos pacientemente la Cripta, el Antiguo claustro, Iglesia y la Puerta Speciosa. Asistimos en la iglesia a un oficio con cantos en gregoriano de los monjes.
Hicimos sed con la visita del monasterio, que aplacamos con una ronda de.....cervezas, La cena se sirvió después a las 20h 45min. Platos variados y exquisitos, queso de cabra con frutos secos y mermelada de arándanos y lomo de corzo estofado, por ejemplo. Y de postre, mousse de mandarina y ¡sorbete de Pacharán!
Domingo día 4, del monasterio de Leyre a Sangüesa (11.67km).
Al día siguiente nos despertamos con el sonido de las campanas tocando a misa y nos levantamos con calma, no había excesiva prisa. A las 9 y 25 una vez más nos subimos al autobús -sí, otra neutralización- que nos llevó hasta el pueblo de Yesa. DE allí salimos a las 9 y 40 dirección Oeste. A las 9h50min nos 'incorporamos' a la carretera NA-5410 y al rato llegamos hasta el centro Diocesiano de Javier (10h20min) Aquí nos desviamos a la izquierda por una carretera que daba directamente al Santuario de Javier. Los más adelantados dieron un rodeo pasando primero por el pueblo de Javier; a las 10h45min estábamos todos arriba y de nuevo agrupados.
A las 11 menos 5 minutos entramos al Castillo para iniciar la visita que duró cuarenta minutos. Todo ahí está dedicado a San Francisco Javier, que nació en este lugar y es patrón de Navarra, de la juventud y de las misiones y pionero en esto de las viajes a oriente, tan de moda entre los españoles en los últimos años.
A las doce menos cuarto reanudamos la marcha dirección a Sangüesa por la carretera NA-5410. A la media hora más o menos dejamos la carretera para tomar la pista del GR-13 que nos llevó directamente a la ciudad.
A las 13h30min entramos en Sangüesa por la calle de San Francisco Javier, la plaza de Fueros y la Calle Mayor, con sus espectaculares casas palaciegas de estilos gótico, renacentista y barroco. Destaca el Palacio de Ongay-Vallesantoro con una portada barroca y un elaborado alero de madera. El ayuntamiento es un palacete de estilo renacentista con una galería porticada.
No teníamos mucho tiempo y a las 13h y 45 min entramos a ver brevemente la iglesia de Santa María la Real -al final de la Calle Mayor-, pequeño templo románico de tres naves donde destaca su magnífica portada.
Tras la fugaz visita, en el mini-bus dejamos los bultos del camino, nos vestimos con ropas más cómodas y volvimos a la iglesia de Santa María para hacernos la foto de grupo bajo su pórtico, a modo de epílogo de nuestra aventura.
Sin entretenernos buscamos un sitio para comer y dimos con el restaurante Ciudad de Sangüesa, donde disfrutamos de una animada comida entre risas, fotos y carreras de formula 1, tras de la cual iniciamos el viaje de regreso a tierras castellanas dando por finalizado, POR ESTE AÑO, el camino de Santiago.
Por supuesto en 2013, si no se acaba el mundo el próximo día 21, continuaremos nuestra peregrinación en el punto donde la dejamos.
P.D.: Este texto seguramente contendrá errores e inexactitudes, por ello cualquier corrección, aclaración o sugerencia es bienvenida.
Muy bueno juglar... sensacional todo el relato y muy bien "tocado" el tema de la famosa chimenea. ¡Cojonudo!
ResponderEliminarLa cronica del camino muy buena pero el tema "chimenea" deja un humillo con olor chamusquina comprada. REFLEXIONA.
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