Pateando el parque natural del Cadí-Moixedó: Travesía de Cavalls del Vent (día 4).
Entrega 4 de 5. Del refugio de Sant Jordi al cruce del GR-107 con la carretera BV-4024.
- Caminantes: Los 20 de días anteriores.
- Distancia pateada: 6.79km en 2h y 20min.
- Salimos desde... el refugio de Sant Jordi a las 08:05h.
- Llegamos al... cruce del GR-107 con la carretera BV-4024 a las 10:25h.
- Desnivel acumulado: 163m subiendo y 677m bajando.
- Nivel de conocimiento del Catalán: 0.013%.
Y llegó el último día de travesía. A pesar de la corta etapa que nos esperaba, madrugamos como días anteriores. Después de un apetitoso (de verdad) desayuno, a las 8 de la mañana estábamos ya con la mochila al hombro, las caras embadurnadas de crema solar y los palos de andar correctamente extendidos.
Descendimos unos metros por el mismo camino de subida del día anterior para coger enseguida la bifurcación a la derecha que marcaba el GR-107. Estabamos bajando por el mismo torrente de Pendís pero en su lado oriental, por lo que teníamos unas magnificas vistas de lo hecho la jornada pasada. El sendero nos introdujo en un oscuro hayedo, bajando hasta cruzar un torrente tras el cual salimos de nuevo a terreno abierto.
Más tarde caminabamos por una pista y pasamos al lado de la masía de Escriu donde empezaba la subida al collado homónimo, la única dificultad montañosa del día. Poco más tarde de las 9 coronamos el collado, donde hicimos una breve parada para reagruparnos; había una buena vista pero la niebla tapaba las lejanas y otrora conquistadas cimas de la Tosa y Penyes Altes.
Descendimos por una ancha pista que serpenteaba por un oscuro y majestuoso hayedo. Avanzábamos sin prisa. Una foto al bosque, otra foto de grupo, otra más por si acaso...... A las 10 de la mañana, ya fuera del hayedo, caminabamos entre prados, pinos, encinas y chopos. Pasamos un pequeño robledal. La pista bajaba suavemente; no eran aún las 10 y media cuando llegamos al cruce de la carretera, donde puntual a la cita nos estaba esperando Susana con el mini-nus.
Descargamos y nos acomodamos en el bus. Aún así no dimos nuestra expedición por concluída pues nos acercamos por la ya conocida carretera al punto mismo donde comenzaramos la ruta aquel Jueves lejano. Y una vez allí y ya sin la carga de las mochilas -por supuesto- volvimos a andar por la pista inicial hasta el refugio de Rebost. Este nos causó una grata impresión: según la opinión general era el refugio más bonito de cuantos habíamos visto esos días. Allí nos demoramos un rato recogiendo las bolsas con los obsequios por haber participado en la travesía -chula la camiseta-. Volvimos por el mismo camino al bus y ahora sí, abandonamos definitivamente -al menos por este año- el parque del Cadí-Moixeró.
Nuestro siguiente destino y último compromiso del día era hacer una breve visita a Camprodón pues allí había algo que era de sumo interés. En efecto, en este resultona y turística ciudad de la comarca del Ripollés se ubica la iglesia románica de San Esteban que tiempo ha fue vendida por 4000 pesetas a un avispado mercader y cuyo destino era hacer las américas, y a la que se le perdió de vista unos años -bueno a los 19000 kilos de piedra que habían sido la iglesia- para aparecer después en una finca de la citada Camprodón. Nuestra idea era ver la iglesia y fotografiarnos junto a ella. Como sanestebeños -bueno, no todos- sentíamos una enorme curiosidad. Sin entrar en detalles solo diré que el dueño de la propiedad se encontraba ausente y nos tuvimos que conformar con ver la iglesia desde lejos. Nuestro gozo en un pozo.
El disgusto tampoco nos quito el hambre -ni la sed- y nos dirigimos al centro de Camprodón a comer pues llevabamos desde el desayuno sin probar bocado y sin una triste cerveza que echarnos a la boca....Tras la comida donde no faltaron unas risas y filtreos con las camareras volvimos a nuestro amado autobus.
De nuevo en la carretera, esta vez camino de Rosas y la costa brava a disfrutar de 2 días de playa -y alguna caminata por ahí-. Un par de horas después -más o menos- llegamos a Rosas y al hotel Goya Park, lugar donde nos hospedaríamos el resto de las vacaciones. Se acabaron las incomodidades de los refugios. El sitio no nos pareció muy 'montañero' que digamos. Más bien es el típico hotel para extranjeros y familias con niños que pretenden pasar unas vacaciones tranquilas. Pero como no somos gente muy rarita nos acomodamos de buen gusto en nuestras habitaciones.
El resto del día lo pasamos chapoteando en la playa y bebiendo alguna que otra cervecita mientras nos enterabamos de cómo iba el asunto ese de las Olimpiadas. Cenamos luego como si ese día se fuera a acabar el mundo y salimos a estudiar la vida nocturna de los alrededores. Barbis y Perules fueron elegidos como patrulla de reconocimiento previo de los garitos de la zona, pero se extrelimitaron en sus funciones. Los demás nos tomamos unas copillas tranquilos y nos fuimos no muy tarde a dormir pues el día había sido duro después de todo.
- Jueves día 2: 1550 kcalorías.
- Viernes día 3: 3900 kcalorías.
- Sábado día 4: 3700 kcalorías.
- Domingo día 5: 750 kcalorías.
No hay comentarios :
Publicar un comentario